El papa Francisco proclamó ayer santo al papa Pablo VI, cuyo pontificado fue de 1963 a 1978, en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, en la que también se canonizó al arzobispo de San Salvador, Oscar Romero.

Francisco utilizó, como es habitual, la fórmula en latín para proclamar la santidad del papa y pedir que fuese inscrito en los libros de los santos de la Iglesia.

Durante la ceremonia también se celebran las canonizaciones de la que es considerada la primera santa boliviana, aunque nacida en Madrid (España), Nazaria Ignacia March; de los sacerdotes italianos Francesco Spinelli, Vincenzo Romano y el laico Nunzio Sulprizio y de religiosa alemana María Katharina Kasper.

La ceremonia comenzó con el nuevo prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Becciu que, acompañado de los postuladores de las causas de los siete santos, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una pequeña biografía de cada uno.

Después el papa pronunció la fórmula en latín: "Después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina, y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a los beatos..."

Y continuó: "Y les inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos".

La proclamación de la santidad fue recibida con un gran aplauso en la Plaza de San Pedro donde en la jornada de ayer se congregaron cerca de 70.000 personas, sobre todo procedentes de la región de Lombardía (norte de Italia) donde nació el papa Giovanni Battista Montini y miles de peregrinos llegados de El Salvador.