La Inteligencia Artificial (IA) vuelve a estar de moda. Tras varios años de letargo, la evolución de las redes neuronales artificiales ha vuelto a reavivar el interés por los robots y las máquinas inteligentes. Ramón López de Mántaras, uno de los pioneros de la inteligencia artificial en España, se ha encontrado dentro de esta vorágine de "positivismo" hacia los grandes avances del sector por segunda vez y alerta de que las predicciones entusiastas pueden acabar causando un nuevo letargo para la financiación de los proyectos de Inteligencia Artificial (IA), una vez que se vea que los resultados prometidos no se cumplen. Antes del Foro Enciende el Cosmos, organizado por la Fundación CajaCanarias, nos recibe para charlar sobre la situación actual de la Inteligencia Artificial.

En los últimos días una noticia revelaba que en 2025 los robots coparán más del 50% de los puestos de trabajo, ¿qué opina?

Hay muchos estudios que se han realizado en distintos lugares y no todos coinciden. Creo que la estimación de que se perderán entre un 47 y un 50% de los puestos laborales es exagerada. Una cosa es el empleo y otra ciertas tareas que se llevan a cabo dentro de un puesto de trabajo. Algunas, como son más rutinarias y repetitivas a nivel intelectual, son susceptibles de ser llevadas a cabo por robots o sistemas informáticos. Pero eso no significa que se vayan a perder el 47% de los puestos de trabajo que hay en una sociedad. Ahora, ¿no tenemos que preocuparnos? Sí, debemos. Aunque fuera solamente un porcentaje pequeño, de entre el 10 y el 20%, el que quedara afectado, son muchos puestos de trabajo en un país como el nuestro. El problema es que habrá una etapa transitoria para la cual el mercado del trabajo y las personas no están preparadas. Esto ya ha pasado anteriormente y ha habido un periodo de adaptación en el que se han creado nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, nadie sabe si esta vez van a surgir muchos más ni si estos compensarán los que se vean afectados. Por otra parte, hay que diseñar la IA con el objetivo complementar la habilidad humana en lugar de sustituirla. Muchos estudios que llegan a la conclusión de que, en actividades como el diagnóstico clínico, el uso de estas herramientas puede disminuir el error de un 5 a un 0,5%.

La verdad es que se percibe mucho miedo con la revolución de las máquinas.

No es miedo, pero sí que hay que tener una preocupación. Las películas de ciencia ficción nos han vendido que los robots van a controlar el mundo y esto hay que quitárselo de la cabeza porque no ocurrirá. Lo afirmo categóricamente, los robots no van a controlar para nada el mundo ni ahora ni dentro de 100 años. Las máquinas no tienen ambición de controlar el mundo. No se van a despertar un día de pronto y se van a poner de acuerdo para rebelarse porque tienen ansias de poder. Las máquinas no van a tener por voluntad propia comportamientos como la ambición, la avaricia y el ansia de poder y control.

Usted fue uno de los pioneros en España en estudiar la IA a finales de los 70, ¿cómo ha visto la evolución del sector desde ese momento hasta la actualidad?

A nivel global, ha habido varias etapas. Arrancó muy fuerte con grandes ambiciones y mucha expectación. Parecía que en poco tiempo -en los 60 se estimaba que en 20 años- tendríamos una Inteligencia Artificial similar a la humana, algo que nunca se cumplió. Ese optimismo excesivo provocó un desencanto y una decepción en agencias y organismos públicos, que provocó que dejaran de financiar estas actividades. Así llegó el invierno de la Inteligencia Artificial y durante unos años, fue muy difícil conseguir que financiaran tus ideas. A principios de los 80 afortunadamente se rebajaron las expectativas. Los investigadores de aquella época tuvieron la idea de desarrollar inteligencias más específicas, en lugar de versátiles y genéricas. Es decir, sistemas que hiciera una sola cosa muy definida. Eso fue un gran éxito y ahí sí se cumplieron las expectativas, logrando que volviera a ponerse de moda la Inteligencia Artificial y que los proyectos volvieran a recibir dinero. Desde entonces, se ha continuado progresando en la investigación y cada vez se han podido resolver problemas más difíciles. Un ejemplo reciente es el auge del aprendizaje profundo (deep learning), sistemas basados en redes neuronales artificiales que se programan en un software y que han dado resultados espectaculares en muchos ámbitos. Parece que hay de nuevo una enorme ola de aplicaciones complejas de IA que funcionan muy bien, y esto está haciendo que se repita el error de los años 60. Volvemos a pensar que ya lo podemos hacer casi todo, a crear expectativas muy altas y hacer predicciones que no ocurrirán en los plazos que se estiman. Estamos cometiendo el mismo error y nos arriesgamos a que haya otra decepción y, consecuentemente, otro invierno.

¿Y cómo ha evolucionado la situación en España?

En España seguimos un poco la misma evolución. Quizás aquí hay menos "gurús" como Elon Musk o Stephen Hawking, aunque yo no los llamaría así porque no son expertos en IA. Creo que es bueno, porque, por lo que he visto hasta ahora, los medios no hablan de que alguien en España esté diciendo estas cosas. La moda de la IA ha sido también una explosión en 2018 y es verdad que muchas veces existe esta sensación en nuestro país de que también vamos a resolverlo todo ya. Y repito, no es así. Hay una comunidad muy potente en España, gente que trabaja muy bien, con mucha calidad y, a nivel de investigación, creo que es muy positivo lo que se está haciendo. Lo que falta en España es la transferencia de esta tecnología a la empresa. Las startups creadas por gente joven son muy innovadoras, pero a nivel de las grandes empresas hay mucha menos innovación en IA. Además, no tenemos empresas equivalentes a Google, Facebook, Amazon o Microsoft que están dedicando mucho dinero y recursos a la inteligencia artificial. Todo esto hace que el nuestro no sea un país líder ni mucho menos.

¿Es fácil investigar, económicamente hablando?

La financiación de la IA en España es complicada, pero no solo en este sector, cualquier campo de la ciencia está mal financiado en nuestro país, y no parece que sea una prioridad. Tenía expectativas de que, con el cambio de gobierno, veríamos signos claro de que se iban a cambiar las cosas, pero me temo que de momento no es así. Además no se trata de incrementa la inversión en ciencia el 1 o el 2%, se trata de hacerlo en porcentajes muy grandes. Yo no estoy viendo ninguna señal por parte del nuevo Ministerio ni del Gobierno que me esté indicando que vayan a cambiar las cosas radicalmente. Lamentablemente no es así y tenemos que ir a buscar el dinero a Europa. Mi instituto se financia prácticamente con proyectos europeos que son extraordinariamente competitivos. Competimos con toda Europa, con países en los que hay mucha más tradición en ciencia y cuya inversión es mayor, y aún así conseguimos proyectos europeos. No nos falta dinero para investigación pero no lo encontramos en nuestro país.

¿Cuánto tendría que aumentar el presupuesto?

La cantidad real que se otorga para los proyectos de investigación, no las subvenciones a empresas ni la compra de armamento -porque se cuela todo en el mismo paquete-, habría como mínimo que duplicarla. Las cantidades que se están manejando para financiar proyectos son muy bajas. Un proyecto a 3 años de investigación en España está moviéndose en las decenas de miles de euros, no en los centenares de miles como oscila la financiación para un proyecto similar en países como Francia y Holanda.