La diseñadora Agatha Ruiz de la Prada llevó su fiesta de color y formas, que no tiene reparo en mezclar, y con las que quiere vestir a Nueva York, al desfile que presentó de su colección primavera verano 2019 en la Semana de la Moda en la Gran Manzana.

"Estar en el Fashion Week de Nueva York es siempre estimulante", dijo antes del primer desfile de moda que se realiza en la sede de Google en esta ciudad, en el vecindario de Chelsea, haciendo así realidad su sueño de llevar su propuesta a este lugar.

"Yo siempre vivo soñando y cuando sueñas se te cumplen", afirmó para asegurar que ha podido comprobar que eso es cierto.

La diseñadora española abrió la presentación con sus bañadores de una pieza, de diversos colores, una colección compuesta además de pantalones, faldas, flotadores, vestidos ceñidos al cuerpo de línea recta sin mangas a mitad de pierna y otros cortos, pero también sus característicos vestidos tipo michelín y voluminosos, palabra de honor.

Es una colección fiel a Agatha Ruiz de la Prada, que ve la vida a través del color, con sus estampados de flores, de líneas y otros impresos, lentejuelas y su distintivo corazón en las piezas y que también llevaron las modelos como adorno en su cabeza.

La modista quiere llenar con su arco iris a la Gran Manzana, donde asegura que "hay un movimiento procolor" que dice que no existía hace diez años. Ruiz de la Prada llegó a esta ciudad hace doce años cuando tuvo dos tiendas.

Sus modelos salieron a la pasarela con juveniles trajes de baño, algunos con mangas tipo globo, al ritmo de "Tengo el corazón contento", del argentino Palito Ortega, y otra música en español de la década de los 60, mientras contoneaban su cuerpo y lanzaban besos al público. Sobre los bañadores, chaquetas deportivas de lentejuelas.

Luego llegaron los vestidos cortos con lunares, sobre la rodilla con volante amplio y manga tres cuartos, de líneas rosas adornados con labios y un ojo con un corazón, muy surrealista.

También una falda pantalón corta con franjas amarillas y blancas con una blusa rosada de estampados, porque no teme desafiar la tradición mezclando formas y estilos, un vestido tejido blanco adornado con plumas amarillas sobre el busto, pero también otros de estilo clásico.

Ruiz de la Prada aseguró que se trata de una colección "muy especial", hecha con telas de cortina, inspirada en una escena de la película "Sonrisas y lágrimas" de Julie Andrew, en que la protagonista hizo lo mismo.

Afirmó que optó por este tejido por sus estampados, "porque se cose bien y para mi es importante que tengan volumen" y ha resultado "fenomenal".

"A mi me gusta siempre estar haciendo ejercicios sobre el mismo tema pero adaptándolos a los momentos siempre con mi estilo porque es importante ser fiel a ti mismo", argumenta.

"Mi ropa tiene un estilo que no pasa de moda pero siempre tienes que darle un toquecito", agrega. Para ella la ropa debe ser cómoda, elegante, "fashion", que sea moderna.

La diseñadora aseguró además que lo importante de la moda "es que vas contando como una historia que vas adaptando como tu vida, que a veces hay momentos que crees que las cosas se van estropeando pero es al revés, se van arreglando y ahí vamos cambiando".

Ruiz de la Prada presentará además su propuesta mañana como parte de los eventos de Diseñadores de Moda Latinoamericanos, a los que se unió hace dos años, y a los que considera "como una familia".

El evento, que comenzó a realizarse hace nueve años en el corazón de la comunidad dominicana, en Washington Heights, ha crecido y cambiado de sede y de nombre y reúne a modistos de variedad de países latinoamericanos que buscan darse a conocer en Nueva York, una de las meca de la moda.