Reciclar sesenta mil tapones de corcho para aislar una vivienda sostenible, que competirá en la Solar Decathlon 2019, es el objetivo de "Recycled Cork" una iniciativa española que busca poner en valor este material natural del que cada año se tiran unas 2.500 toneladas.

Recycled Cork apoya de esta manera el proyecto Azalea de un equipo de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), integrado por 32 alumnos, que participarán en la competición de construcción sostenible, y para la que han fijado su atención en las propiedades de este material natural como aislante térmico.

El corcho es el aislante "más ecológico y sano" y ofrece "el mejor rendimiento en el aislamiento", ha indicado a EFE Joaquín Edo, impulsor de esta iniciativa y gerente de Socyr.

Este material es capaz de proteger a la vivienda frente al calor y al frío, además de ser transpirable y resistente al agua.

Sin embargo, debido a su "elevado" precio, su uso no es frecuente fuera de los círculos de bioconstrucción, con un predominio de los aislantes químicos en el mercado.

En España, según lamenta, se tiran actualmente "unas 2.500 toneladas al año" de tapones de corcho, un dato que Recycled Cork trata de revertir.

Si bien a día de hoy "no existe ninguna empresa española dedicada exclusivamente al reciclaje de corcho", para esta iniciativa están buscando aliados en empresas del sector vinícola y de la restauración, así como en el público general.

Por ejemplo, a través de la instalación de contenedores en colaboración con la empresa Celtibérica de Minipuntos Limpios, que cuenta en Asturias "con más de 40" para depositar tapones de plástico y corcho entre otros deshechos como CDs, DVDs o residuos electrónicos.

La iniciativa busca recoger 60.000 tapones, para generar diez metros cúbicos de aislante de los treinta necesarios para aislar las paredes de la vivienda que está siendo desarrollada por el proyecto Azalea de la Universidad Politécnica de Valencia, participante en la cuarta edición Solar Decathlon Europa que se celebrará en Hungría el próximo junio.

El equipo de la UPV se encuentra en plena fase de construcción de una barraca valenciana sostenible y pasiva, ha explicado la responsable del proyecto Alina Marín.

Los valencianos buscan proponer la integración de esta vivienda tradicional de su región en el tejido urbano de Valencia, "planteando un nuevo modelo de vivienda que integre la huerta y pueda crecer con la ciudad, sin suponer un impedimento".

La casa tendrá que estar abastecida "al 100% por energía solar" y además, el proyecto busca el "menor impacto ambiental posible", para lo que está tratando de lograr el reconocimiento de la Certificación Verde española sobre "la sostenibilidad de sus materiales", ha indicado Marín.

En vez de utilizar innovaciones ya existentes, desde Azalea lo están "desarrollando todo, desde cero, buscando nuevas formas" de minimizar el impacto, ha indicado la estudiante de ingeniería energética.

Una de estas medidas es el corcho, un material "fácil de usar, sin huella ecológica" y que ha permitido al equipo también llevar a cabo una labor de concienciación acerca del reciclaje.

En junio de 2019, los integrantes del equipo tendrán hasta 12 días para volver a montar la vivienda a orillas del Danubio, en Szentendre (Hungría), donde durante 14 días competirán en categorías "que van desde el comfort y la eficiencia energética de la vivienda hasta la concienciación o la integración en el barrio".