Un cohete Ariane-5 despegó ayer de la base de Kurú, en la Guayana francesa, para poner en órbita cuatro satélites del sistema de navegación europeo Galileo, lo que completa su plano secuencial.

Tras completarse la misión, unas seis horas del despegue, la constelación Galileo empezó a contar con 26 satélites, dos más de los necesarios para tener cubierto el planeta de forma continua.

"A partir de ahora, Galileo dispone del mínimo posible para llevar a cabo la totalidad de sus capacidades operativas", afirmó el director del departamento del programa Galileo en la Agencia Espacial Europea (ESA), Javier Benedicto.

Con esta nueva misión, los usuarios del sistema de navegación vía satélite de la ESA dispondrán durante todo el día de un servicio más eficiente que el que ofrece el estadounidense GPS y el ruso Glosnass.

Sin estos cuatro satélites, algunas partes del planeta no se beneficiaban durante algunas horas de la capacidad máxima de Galileo, cuya precisión es de un metro.

Este ha sido el primer lanzamiento de satélites de Galileo desde que en 2017 se pusieron en órbita otros cuatro satélites. El ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, publicó en su Twitter una foto del despegue junto el texto "¡Allá van los cuatro últimos! ¡Galileo está completo!".

Faltarán todavía otros cuatro satélites, que serán desplegados en 2021 y que completarán una constelación. Para entonces, el GPS contará entonces con 24 satélites operativos y otros seis de reserva. Estos últimos serán puestos en órbita por la nueva generación de cohetes europeos Ariane-6. "Galileo no dejará de enviar satélites, porque habrá que renovar la flota", señaló Benedicto.

Será la culminación de un proyecto que comenzó, con muchos años de retraso, en 2011 y que desde hace año y medio ofrece sus primeros servicios.

Con estos cuatro nuevos satélites, Galileo, que presume de tener una precisión de hasta un metro, superior a la de sus competidores, mejorará aun más su exactitud y, además, estará dotado de cobertura mundial.

Será el tercer cohete que usará el sistema, cuyos primeros satélites partieron a bordo de cohetes rusos Soyuz.

El despliegue de la constelación no ha sido un camino de rosas, sobre todo a causa del problema que surgió en 2014, cuando la lanzadera rusa situó en una órbita errónea dos de sus satélites.

Recolocados posteriormente, se mantienen en una órbita "degradada", aunque la ESA asegura que son útiles al sistema de navegación.

El sistema conoció desde sus inicios algunos retrasos, que llevaron a un aumento de los costes que se estiman en unos 10.000 millones de euros (8.536 millones de dólares).

Pero la ESA considera que se trata de una importante inversión, como demuestra el hecho de que cuenta ya con casi 300 millones de usuarios y está presente en la mayor parte de los sistemas operativos de los teléfonos móviles.

La participación del Reino Unido tras el "brexit" es objeto de debate, aunque en la ESA consideran que no tendrá una gran influencia en el futuro del proyecto.