La malaria sigue siendo uno de los grandes retos de nuestros días. El doctor Manuel Alfonso Patarroyo, del Instituto de Inmunología de Colombia, explicó ayer, en el seno de Campus África, que "la malaria actualmente afecta a más de 200 millones de personas, provocando hasta 600.000 muertes al año".

Patarroyo participó ayer en el ciclo de conferencias "Las sociedades africanas frente a los retos de la globalización" con una exposición sobre las últimas investigaciones en el desarrollo de nuevas vacunas que llevó el título de "Malaria, desarrollo de una vacuna contra el PlasmodiumVivax".

El acto, que se desarrolló en la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Laguna, contó también con Vicente Larraga Rodríguez de Vera, del Centro de Investigaciones Biológicas CSIC-Madrid, y Antonio Muro Álvarez, Universidad de Salamanca.

El PlasmodiumVivax es una de las variantes más importantes, causa hasta el 75% de las infecciones de esta patología en países latinoamericanos, frente a Plasmodiumfalciparum, que predomina principalmente en África y que puede ser causante de hasta el 80% de los casos.

Según Patarroyo, el problema principal radica básicamente en la capacidad de mutación que puede tener este patógeno. A lo que añadió que "esto provoca que personas que ya han sufrido un episodio de malaria, puedan volver a repetirlo pero con una nueva variante."

Actualmente, el Instituto de Inmunología de Colombia se encuentra inmerso en el desarrollo de una vacuna aplicable al PlasmodiumVivax, nombre científico de esta variante de la malaria. "La gran dificultad de este tipo es que el parásito permanece oculto bien en una célula hepática o en un glóbulo rojo y además es capaz de invadir la célula en tan solo un minuto", destacó el investigador. A lo cual añadió que otra de las grandes dificultades es la capacidad que tiene para "entrar en el organismo con una fuerte carga inmume", que complica la capacidad de respuesta del sujeto que padece esta enfermedad.

El PlasmodiumVivaxse caracteriza además por su capacidad de mutación. "Esta característica hace que las investigaciones clásicas no sean efectivas ya que no se puede actuar ante las diferentes cepas que van surgiendo".

En esta línea, Patarroyo apuntó a la necesidad de hacer incidencia en los mecanismos que utiliza el patógeno para adherirse a las células. "Desde nuestro instituto nos interesa más saber qué le resulta mejor al parásito para infectar, en qué forma invade la célula hepática, o un glóbulo rojo".

Actualmente, las investigaciones -en fase de prueba en animales- son positivas en un 80%.