Todos los eslabones de la cadena alimentaria desechan alimentos -entendido como todo aquel producto pensado para ser consumido y que finalmente se tira- durante todas la fases productivas, en todos los hogares y por diferentes razones, pero principalmente por falta de planificación y de gestión.

Así se responde a las cinco preguntas del periodismo clásico, las cinco "w" -who (quién), what (qué), when (cuándo), where (dónde) y why (por qué)- sobre un fenómeno que ya está en la agenda política nacional y europea y del que hay cifras actualizadas, de nuevo impactantes: cada español tira 26 kilos de comida y bebida al año.

Son cifras del informe del consumo de alimentación en España en 2017 que se ha conocido este mes en el que también se han difundido las conclusiones de la ponencia de estudio del Senado sobre este asunto, tras 8 reuniones, 14 comparecencias y 3 viajes de estudio.

Las familias de menos de 35 años, rentas altas e hijos medianos, las que más desperdician

El sujeto de la acción, el quién, es el conjunto de los actores que forman parte de la cadena, si bien es el consumidor final el más responsable pues le corresponde el 43 % del desperdicio.

El informe oficial del ministerio incluye algunas conclusiones importantes sobre cómo es el consumidor que desperdicia, y se trata de familias en las que el responsable de compra tiene menos de 35 años, con rentas altas y parejas con hijos de edad media.

Pero también se desperdicia en el campo, en la industria, en la distribución y en la restauración.

El productor, desecha fundamentalmente excedentes que se producen "para que, en caso de sufrir alguna amenaza, el producto superviviente sea suficiente para cubrir las necesidades".