Fatiga, debilidad, insomnio, falta de apetito o desgana son algunos de los síntomas asociados a las altas temperaturas que en las últimas dos semanas han disparado los termómetros en España hasta los 40 grados y que, sin embargo, son un "elixir de vida" para algunos organismos, como son las bacterias.

"Todos los procesos biológicos están estrechamente relacionados con la temperatura, y en general, todos transcurren a mayor velocidad cuanto más elevada es y se ralentizan a medida que baja, quedándose incluso inhibidos o detenidos". Para María del Mar Micó, ingeniera química de Acciona Agua, esta ecuación es la que determina el éxito de su trabajo diario al frente de un proyecto europeo cuyo objetivo es demostrar la viabilidad de un proceso de depuración de aguas residuales para climas cálidos que prescinda de una fuente de calor externa para el desarrollo de las bacterias.

Un proyecto busca prescindir de fuentes de calor externas para la depuración de agua

"Cuando las bacterias, cuyo desarrollo requiere de temperaturas que oscilan entre los 30 y los 37 grados, muestran una alta actividad, implica que están llevando a cabo bien su trabajo, que, en el caso de una depuradora significa que están eliminando materia orgánica o compuestos nitrogenados de manera óptima".

Por eso, reconoce Micó, este invierno y, sobre todo, esta primavera, más fría de lo normal, "las temperaturas han repercutido mucho en la actividad de las bacterias en la planta piloto, cuyo volumen de agua es más pequeño, y han trabajado menos".

Sin embargo, "a poco que empezó a aumentar la temperatura, vimos que la actividad de las bacterias repuntaba de nuevo y ahora las tenemos igual que las tuvimos en el mejor momento del verano pasado, a pleno rendimiento", explica la ingeniera química.