El Maud, último barco polar del mítico explorador noruego Roald Amundsen, encara la parte final de su viaje de vuelta al país nórdico un siglo después de su botadura y tras permanecer 85 años semihundido en el Ártico canadiense.

El barco, que descansa sobre una barcaza remolcada por otra nave, salió hace una semana del oeste de Groenlandia rumbo a Noruega, adonde se espera llegue a finales de agosto para coronar un proyecto que arrancó en 2011, cuando se empezaron a negociar los permisos con las autoridades canadienses.

El Maud fue sacado del fondo del mar hace dos veranos y el año pasado fue transportado a través del Pasaje del Noreste hasta Aasiaat, en la costa oeste de Groenlandia, donde pasó todo el invierno a la espera de iniciar su último viaje a Vollen (Asker), a las afueras de Oslo, de donde había partido en junio de 1918.

Tras haber sido el primero en cruzar el Paso del Noroeste y en alcanzar el Polo Sur, Amundsen planeó otra expedición al Ártico con el objetivo de atravesar el Paso del Noreste y alcanzar también el Polo Norte.

Pero el Fram, el barco usado en varias expediciones árticas y antárticas, estaba deteriorado y Amundsen quiso encargar uno nuevo, la mejor embarcación polar hasta la fecha, aunque por culpa de la guerra y la inflación, el coste del proyecto se disparó y se acabó llevando todo su dinero.

La expedición del Maud -llamado así por la reina consorte, esposa de Haakon VII-, estuvo llena de dificultades de todo tipo: dos años tardó en cruzar el pasaje, otro más quedó atrapado en el hielo al norte del estrecho de Bering; lo que hizo que el explorador acabase renunciando y tratase en su lugar de llegar al Polo Norte en avión.

Acosado por sus acreedores, Amundsen vendió el barco en 1925 a la compañía Hudson''s Bay de Canadá, que lo utilizó como almacén para aprovisionar sus campamentos de las regiones árticas, hasta que se hundió en 1931 en el puerto de Cambridge Bay.

Allí permaneció, con parte de su estructura visible desde la costa y convertido en una especie de atracción turística, hasta que un grupo encabezado por el artista noruego Jan Wanggaard y con apoyo de una promotora de Asker, lanzó el proyecto "Maud vuelve a casa".

"Queremos mostrar un barco que es parte importante de la historia polar y la cultura noruegas. La expedición Maud fue una gran hazaña, aunque no fue tan conocida a posteriori. No llegaron al Polo Norte pero la parte científica fue éxito", dijo Wanggaard a la televisión pública NRK antes de iniciar el viaje de regreso.

Wanggaard, un sexagenario artista y excampeón mundial de windsurf en su juventud, encabeza un equipo de siete voluntarios guiado por la ilusión de recuperar el único de los grandes barcos polares noruegos que no se encuentra en un museo.

Los otros dos, el Fram y el Gjøa, descansan en el Museo Marítimo de Bygdøy (Oslo); el Maud será trasladado de forma temporal a la localidad de Hurum, al sur de Oslo, a la espera de que se construya un recinto adecuado para su exhibición en Vollen.

"Está bastante estropeado por el hielo y el paso del tiempo, pero es un barco de calidad. Es importante que la gente vea el Maud como es, sin que sea restaurado", sostiene Wanggaard.

La recuperación del Maud cierra un capítulo importante en la historia polar noruega y en la personal de Amundsen, desaparecido en 1928 a los 56 años con otras cinco personas, a bordo del hidroavión francés Latham 47, en algún lugar de las islas árticas de Svalbard.

Amudnsen había montado un equipo para encontrar al italiano Umberto Nobile, con el que mantenía un enfrentamiento personal y perdido en el Ártico tras volar con una expedición en dirigible.

El Latham 47 y los cuerpos nunca fueron encontrados, aunque un tanque de combustible y un flotador aparecieron días después en las costas del norte de Noruega.

La Marina noruega impulsó una década atrás dos expediciones internacionales pero sin que se encontrase ningún resto.