Según el último análisis científico realizado por Candidlab sobre una muestra de 20 productos de proteína en polvo, un total de 15 de ellos (75%) contienen menos proteína de la que afirman en sus envases.

Para acceder al informe completo es posible encontrarlo aquí y conocer todos los detalles y las marcas analizadas en el mismo, entre las que se encuentran algunas de las más conocidas del mercado.

Conclusiones negativas del estudio

En el análisis científico realizado en el laboratorio se ha llegado a la conclusión de que las marcas incluyen en sus compuestos en polvo hasta un 3,5% menos de proteína que la indicada en la etiqueta del envase del producto.

Es una conclusión que afecta a la gran mayoría de marcas de proteína en polvo existentes tanto en Europa como en el resto del mundo y que está poniendo en riesgo la credibilidad del sector, ya que los consumidores están comprando un producto que no cumple lo que promete pagando elevados precios por ellos.

Y es que incluso se han encontrado déficits de proteínas respecto a lo indicado en la etiqueta de hasta el 20% de diferencia. Si bien una de las marcas indicaba que contenía su producto 12,2 gramos de proteína por cada 100 gramos de producto, el resultado en el laboratorio fue aplastante: contenía únicamente 6,2 gramos/100 gramos.

Es un problema que afecta en mayor o menor medida a la mayoría de las marcas y que pone de manifiesto la no verificación de estos productos por ningún organismo verificador y la necesidad de éstos para aumentar la calidad de los suplementos dietéticos.

Además, en ciertos productos se han encontrado en el análisis de laboratorio de Candidlab excesivas cantidades de aminoácidos baratos de baja calidad y con poca eficiencia para mantener la capacidad de indicar que incluye una cierta cantidad de proteínas. Es un método fraudulento muy común que es conocido como el “amino spiking” y que constituye una mala práctica que desacredita el sector.

Esta situación puede llegar a poner en peligro la salud de los consumidores debido a la falta de implicación de las autoridades reguladoras que deberían ser los guardianes de los consumidores. Y es que es un mercado que a pesar de todo está al alza por el auge de un estilo de vida deportivo en el que este tipo de suplementos son muy comunes en gimnasios y establecimientos similares.

Las ventas de suplementos proteicos superan en los 11 países analizados en el estudio los 1.200 millones de euros al año y se estima que este mercado siga creciendo hasta alcanzar los 1.700 millones de euros al año para el 2.022. El mercado estadounidense cuenta con la misma problemática pero con un mercado aún mayor que el europeo.

Ganar masa muscular es uno de los objetivos más comunes entre deportistas y personas que deciden llevar un estilo de vida saludable, pero estos suplementos deben tener mayores controles sanitarios por parte de organismos o autoridades públicas.