"La vida es compleja y con muchos momentos de imperfección, y hay que enseñar a los hijos a tolerarla y aceptar que, a veces, va mal", según afirmó el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia del Niño y del Adolescente (Sepypna), Fernando González Serrano.

En una entrevista con Efe, el psiquiatra reconoció que no hay una receta para educar a un hijo mentalmente sano, pero, junto a lo anterior, también defendió la calidad de cuidados en los primeros años de la infancia "como el mejor seguro de salud mental para una persona".

"Y pasar más tiempo con los hijos cuando son niños, y también de adolescentes. En esta época siguen necesitando nuestra presencia, aunque se encierren en la habitación y no hablemos con ellos", recalcó, y reivindicó las comidas y cenas "juntos, porque aún sin preguntas directas, les vemos y sentimos cómo les va, y se pueden detectar cosas".

Sobre la consideración de enfermedad que se da en la actualidad a trastornos o manifestaciones que no lo son, González Serrano opinó que es un "riesgo" de la sociedad de hoy en día derivado de que se vigila más el bienestar emocional de los menores en comparación con hace 40 ó 50 años.

"Cuando demuestran malestar tratamos de poner remedio sanitario, pero lo cierto es que en muchas ocasiones, no tenemos medios para calmar al menor y únicamente mejora con cambios en su entorno familiar", ha dicho.

Dichos cambios están vinculados a las expectativas e ideales que se crean a los menores y que no se corresponden con la realidad, pero también a las nuevas condiciones de vida, entre las que ha citado la escolarización universal que, pese a ser positiva, hace aflorar a entre un 20 y un 30% de los menores que no aprueban ni se comportan como el resto.

"No son discapacitados, pero su inteligencia funciona de otra manera", explicó el psiquiatra. Y es que estos menores no pueden estudiar y la sociedad lo tiene que aceptar, porque "en la adolescencia les crea una frustración tan grande que les origina un ánimo depresivo y mal comportamiento".

Los videojuegos violentos o el fácil acceso a la pornografía, que también se han registrado en los últimos años, no hace que un adolescente tenga una personalidad problemática, según este psiquiatra, sino que "los menores que tienen cierta predisposición tienden a engancharse fácilmente a ciertos consumos".

En relación con las nuevas tecnologías, calificó de "reto" conseguir que los padres "vigilen su uso en la infancia, como vigilan su alimentación" ya que "a veces les dejamos desamparados en este ámbito desde muy temprana edad". "La responsabilidad del adulto empieza en la primera infancia, y luego el adolescente sano podrá jugar a juegos violentos y será capaz de defenderse", aseguró.