La Catedral de La Laguna acogió anoche la celebración de la Pascua, la noche más importante en la liturgia de la Iglesia católica, que rememora la resurrección de Jesucristo, punto álgido de la Semana Santa y de la Historia de Salvación.

La Vigilia, presidida por el obispo de la Diócesis Bernardo Álvarez, comenzó con la bendición del fuego, que dio paso a la procesión de los casi setenta miembros de tres comunidades neocatecumenales de tres parroquias de La Palma: San Miguel Arcángel (Tazacorte); El Salvador (Santa Cruz de La Palma) y Nuestra Señora de Montserrat (Los Sauces), que renovaron sus promesas bautismales dentro del proceso de formación iniciado hace unos 30 años. Curiosamente, una de las comunidades que años atrás renovaron su bautismo fueron acompañadas por Bernardo Álvarez, cuando fue párroco de Tazacorte.

Después de la proclamación de las lecturas, el obispo, Bernardo Álvarez, en su mensaje de Pascua, invitó a la alegrá y a acoger, sin miedo, a Cristo. "A todos, creyentes o no, les decimos: Es la hora de la alegría porque el Señor Jesús ha resucitado y vive con nosotros para siempre". "El poder de la resurrección de Cristo se manifesta allí donde, quien para nosotros es un extraño, se convierte en hermano, asllí donde llega la paz al corazón y a las relaciones humanas, allí donde el débil es consolado y fortalecido, allí donde alguien que está a punto de morir es acompañado por el afecto de los demás y se abandona en manos de Dios, allí donde alguien generosamente pierde su tiempo y sus bienes para ayudar a los demás", dijo.

Monseñor Álvarez concluyó que "¡creen en Él, es la vida verdadera! Por eso, si hasta ahora hemos estado lejos de Cristo, demos un pequeño paso. Él Está esperando y nos acogerá con los brazos abiertos. Si no nos interesamos por Él, intentemos buscarlo y conocerlo, seguro que no quedaremos decepcionados".

Tomando las palabras de Benedicto XVI, Bernardo Álvarez finalizó su homilía así: "¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a Él, recibe el ciento por uno. Abrid de par en par las puertas a Cristo y encontraréis la verdadera vida".

En el transcurso de la Vigilia, el obispo de la Diócesis bautizó por inmersión a un bebé, para quien sus padres eligieron el nombre de Rafael. Se da la circunstancia de que el pequeño es el noveno hijo de una de las familias de las comunidades neocatecumenales que ayer renovaron sus promesas bautismales.

Varios centenares de personas disfrutaron anoche de la Vigilia celebrada en la Catedral, similar a las que se celebraron en la todalidad de las parroquias de la Diócesis, y la Iglesia Universal, para festejar la Resurrección de Cristo.