Ni el más leve aroma de chefs femeninas al echar un vistazo al listado de 50 mejores restaurantes del mundo. Que este concurso, además, establezca una mención aparte dedicada a la mejor chef del universo gastronómico desprende un carácter ciertamente sexista. No se percibe plano de igualdad.

De los 95 restaurantes españoles que lucen la tan perseguida y valorada estrella Michelin, tan solo 18 cuentan con una mujer al frente de los fogones. Precisamente, en la gala celebrada el pasado mes de noviembre en Tenerife, lo excepcional vino dado por el hecho de que la chef chilena Fernanda Fuentes, que regenta junto a su marido Andrea Bernardi el lagunero restaurante Nub, recogiera una de las 26 nuevas estrellas que se repartieron aquella noche en el Ritz Carlton Abama.

Por lo que se refiere a las Academias de Gastronomía que están repartidas por las diferentes comunidades autónomas españolas, únicamente dos de ellas están presididas por mujeres, en concreto Cuchita Lluch, en la Comunidad valenciana, y la marquesa Viuda de Poza, que figura como presidenta de la Cofradía de la Buena Mesa. No hay rastro femenino, sin embargo, entre los cargos directivos de la Real Academia Española de Gastronomía, aunque ellas desempeñen siete de las veinticuatro vocalías del órgano, un 29%, registro bastante alejado de la pretendida paridad.

Y es que resulta casi irreal escuchar expresiones tales como "no hay nada igual a las croquetas que prepara mi padre" o "este plato me recuerda al recetario de mi abuelo".

Al referirse a la cocina hecha por mujeres resulta muy habitual recurrir a ese menú trufado de tópicos que tienen que ver con rasgos emocionales e intuitivos que ellas incorporan a los platos, en contraposición con los valores de técnica y método que suelen acompañar las creaciones atribuidas a los hombres.

El refranero español desprende también un evidente tufillo machista. Basta con el recitado de frases como "la mujer y la sartén, en la cocina están bien" o también aquella máxima que se aplica a las potenciales casaderas, a quienes se aconseja saber cocinar para de esta forma lograr el objetivo final, la supuesta meta: seducir al hombre a través del estómago y hacerse así con un marido.

El mundo de la alta gastronomía, aderezado de tensión y competitividad, está abocado a maridar con lo femenino.

Fernanda Fuentes

chef

Esta chef puede presumir de ser la única chilena que luce una estrella Michelin, la que le concedió la guía roja el pasado noviembre por el excepcional concepto gastronómico del restaurante lagunero Nub, una cocina original que desarrolla junto a su marido, el italiano Andrea Bernardi. Además, Fer es una excepcional pastelera.

Erika Sanz

sumiller

Erika Sanz Peremarch es una sumiller que complementa y enriquece el trabajo que desarrolla su pareja, Nacho, en las cocinas del santacrucero restaurante Solana. Erika ha desempeñado funciones de jefa de rango en Martín Berasategui y El Bulli, de Ferrán Adriá, así como de sumiller en la ya desaparecida Bodega San Sebastián de la capital tinerfeña.

Chila Farrais

bodeguera

Esta veterana viticultora nació entre parras. Junto a su familia, en 1992 puso en marcha la Bodega Tajinaste, en el Valle de La Orotava, explotación que gestiona y en la que se arremanga. Chila ha inculcado a sus hijos los valores del trabajo y el esfuerzo. El resultado, vinos singulares que se degustan en todo el mundo.