El escritor Mario Vargas Llosa, entrevistado este jueves 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en Onda Cero ha mostrado su apoyo a los actos convocados durante esta jornada: "Los motivos de la movilización de las mujeres son justos y deben ser apoyados sin reserva".

"La jornada de huelga general de mujeres y sus reivindicaciones son absolutamente justas. Hay una desigualdad que se arrastra incluso en los países más avanzados. Todo lo que se haga para corregirla merece la solidaridad de todos los demócratas y los liberales", ha afirmado.

En cualquier caso, el escritor ha explicado que "el manifiesto feminista, en cambio, es muy discutible" ya que, como ha señalado, "no es verdad que el capitalismo sea el causante de la desigualdad de la mujer. Eso es una barbaridad".

Vargas Llosa, que acaba de publicar el libro ''La llamada de la tribu'', ha indicado que el libro "es una autobiografía política e intelectual" desde su juventud durante la dictadura militar. En este punto, ha recordado que , "a finales de los 50 era bastante frecuente en jóvenes latinoamericanos una identificación con la izquierda más extrema" para añadir que después experimentó "una evolución hacia la democracia".

A su juicio, "la diferencia entre el pensador liberal y el pensador dogmático es que el liberal reconoce sus errores, porque no tiene la idea de estar en la verdad absoluta". Además, ha defendido que "la tolerancia no siempre forma parte del pensamiento conservador", recordando en este punto la figura de Adam Smith, "un revolucionario político y económico promoviendo una libertad en todos los campos sociales como la mejor manera de conseguir progreso".

Para el escritor, "el Estado ha crecido de una manera inmoderada en muchos países", por lo que, en su opinión, "es la razón por la que esos países no son todavía más prósperos". "Un Estado invasor que interfiere y limita la iniciativa privada y las iniciativas de las sociedad civil frena su desarrollo", ha añadido.

"Para ser más eficiente, el Estado debe ceder a la sociedad civil todo eso que la sociedad civil hace mejor, como la creación de riqueza. El Estado empresario no funciona, produce una inoperancia patética y es una fuente de corrupción", ha indicado.

Por todo ello, ha argumentado que "el liberalismo es una doctrina, no una ideología. Uno encuentra entre los pensadores liberales grandes diferencias, pero con denominadores comunes: un estado chico es mejor que un estado grande, que la libertad no es divisible --no puede haber libertad en lo económico y no en lo social--".