La diferencia en el salario entre hombres y mujeres en la Unión Europea (UE) se situó en un 16,2 % en 2016, el mismo dato que registrado un año anterior y apenas dos décimas inferior al de 2010, una tendencia sin apenas cambios que refleja un estancamiento en el progreso europeo para atajar la brecha salarial.

Son datos que recoge el informe de 2018 de Igualdad de Género de la Comisión Europea (CE), publicado hoy, que señala también que un porcentaje significativo de esta brecha, medida como la diferencia entre el salario medio por hora de hombres y mujeres, no puede atribuirse a diferencias en las características laborales de cada género.

Así, el informe apunta las fuentes conocidas de la disparidad salarial, como el nivel de educación, el sector de ocupación, el empleo a tiempo parcial y las diferencias entre el sector público o privado, a las que atribuye un tercio de "responsabilidad" por la diferencia salarial entre hombres y mujeres.

No obstante, en torno a dos tercios del indicador, que se traducen en una diferencia salarial del 10 %, "no pueden ser explicados por estos factores", avisa el informe.

"En la mayoría de países, es esta parte ''inexplicable'' la que esconde el grueso de los factores que impiden a las mujeres alcanzar a los hombres", señala el texto.

Entre estas fuentes invisibles tras la brecha salarial se encuentran las "pausas" en las carreras profesionales de las mujeres tras tener hijos, que provoca que estas sean hasta un tercio más cortas que las de los hombres, o discriminación en la contratación, el progreso profesional y las oportunidades laborales.

Una investigación del Instituto Europeo de Equidad de Género (EIGE), que cita el informe de la Comisión, sugiere que las mujeres tienden a ocupar puestos "menos exigentes" y se les ofrecen menos oportunidades para progresar en su carrera.

Las bonificaciones en materia laboral registran, de hecho, la mayor brecha entre todas las fuentes de remuneración de los trabajadores, tanto en términos de la cantidad de mujeres que las reciben como respecto al volumen de la propia prima.

El informe también apunta a que incluso los factores conocidos para explicar la brecha, como el nivel educativo, muestran que hay una mayor cantidad de graduadas universitarias (44 % de mujeres entre 30 y 34 años en la UE, frente al 34 % de los hombres).

"Esto no evita que las mujeres en la UE estén sobrerrepresentadas en industrias con niveles salariales bajos e infrarrepresentadas en sectores mejor pagados", subraya el informe.

Incluso para las mujeres europeas graduadas en áreas como ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas, su tasa de empleo en estos campos es del 76 %, un 10 % inferior a la de los hombres con las mismas cualificaciones académicas y un 3 % inferior a la tasa de empleo de las mujeres universitarias en general.

El informe advierte además de que las disparidades salariales "se ensanchan con la edad" y se transfieren también a las pensiones, donde la brecha es del 36,6 % entre hombres y mujeres.

En la población en general, la tasa de empleo femenina, del 66,6 %, aún está casi doce puntos porcentuales por debajo de la masculina (78,1 %) y, pese a que la tendencia es al alza, el informe advierte de que "las mujeres aún están lejos de alcanzar una independencia económica completa".

"En comparación con los hombres, las mujeres tienden a estar menos empleadas, trabajar en sectores peor pagados, tomarse más pausas en su carrera y aspirar a menos ascensos y más lentos", dice el texto.

La brecha de empleo es particularmente alta para madres y mujeres con responsabilidades de cuidados, como aquellas que tienen a su cargo a un mayor dependiente; más del 19 % de las mujeres inactivas en la UE en 2016 lo eran por ser responsables de un niño o una persona dependiente.

El informe de la Comisión señala también que harán falta "profundos cambios estructurales" en el mercado laboral y su funcionamiento para impulsar la participación de la mujer y apoyar a las familias en las que trabajan ambos miembros de la pareja.

"Una baja maternal y paternal bien diseñada puede enviar una señal al mercado laboral de que tanto los hombres como las mujeres ''corren el riesgo'' de hacer una pausa en su carrera tras tener un hijo, y que esta pausa no implica una falta de ambición o de compromiso", afirma el informe.