Hay otra forma de contar África. El periodista Xavier Aldekoa lleva más de diez años poniendo nombre y apellidos a quienes viven en un continente complicado y plagado de estereotipos, pero también lleno de oportunidades. Corresponsal del diario "La Vanguardia" y autor de los libros "Océano África" y "Los hijos del Nilo", estará hoy (20:00) en la primera sesión del ciclo Enciende la Tierra, que organiza la Fundación CajaCanarias, en compañía del cineasta Jarreth Merz y la escritora y activista Aminata Traoré.

¿Es difícil vender -publicar- buenas noticias de África?

Ocurren muchísimas cosas buenas en el continente, pero siempre es más complicado dar esa visión. A mí me parece que hay que contar la guerra y el hambre, porque es algo que ocurre y me parecería un error tender a un cierto buenismo, pero no podemos olvidarnos de la parte positiva, de una cotidianeidad natural que nos permite conocer tradiciones o cultura, algo fundamental si queremos explicar de una manera honesta el continente.

En sus reportajes siempre hay historias personales, además de datos y contexto. ¿Es su forma de que los lectores empaticen más?

Sí, esa es la palabra clave, la empatía. Nos quedamos demasiado a menudo con la herida, con el aspecto traumático -una mujer que ha sido violada o secuestrada o un niño soldado- y lo que más nos acerca son los aspectos del ser humano en los que todos coincidimos. El dolor por la pérdida de alguien, el sueño de una vida mejor, echar de menos simplemente a otra persona o el amor por los hijos. Todas esas cosas, esa alegría, esa felicidad, esa tristeza, nos acercan al otro, y al final vemos que no somos tan diferentes. A mí me parece que eso es una manera positiva no solo de aprender de los demás, sino de conocernos a nosotros mismos.

En su primer libro, "Océano África", cita a Kapuscinsky para decir que África no existe, sino que existen los africanos. ¿Cree que en España ha mejorado el conocimiento que tenemos de un continente tan diverso como es África?

Diría que se han mejorado las oportunidades. Hay más oportunidades de saber lo que hay al otro lado porque hay una generación de periodistas jóvenes cubriéndolo -algunos estamos afincados y otros viajando muy a menudo al continente- y porque internet ha abierto otras puertas. Pero no sé, aquí tengo la duda de si realmente se están aprovechando esas oportunidades. Lo que sí que creo es que hay más interés que el que reflejan los medios de comunicación; no creo que estos sean un reflejo del interés real de la gente en África.

¿Por qué existe esa barrera informativa? El caso de Canarias es significativo: somos culturalmente europeos, pero no sabemos nada del continente al que geográficamente pertenecemos.

Es una cuestión de influencia en Occidente. Un tuit de Macron diciendo alguna tontería tiene más influencia que 111 niñas hayan sido secuestradas en Nigeria. Pensamos que nosotros somos los protagonistas de la historia y que lo demás tiene menos importancia. Es un error.

El asunto de las niñas secuestradas de Nigeria -al principio, porque ha vuelto a ocurrir- se hizo viral gracias a un hashtag que recorrió el mundo. ¿Estamos más sensibilizados con los asuntos que ocurren en África?

Tengo mis dudas ahí también. Creo que esa preocupación carece luego de la acción. En el caso de las niñas de Chibok, todavía hay 100 que no han sido liberadas. Lo que se hace es peligroso, porque si le das importancia política conviertes a esas niñas en un instrumento de presión para la banda yihadista, pero si luego te olvidas, las abandonas, se quedan en una situación más comprometida que antes de que se pusiera el hashtag y nos pusiéramos a protestar. El activismo también requiere responsabilidad. Si te implicas en algo te tienes que implicar hasta el final, tienes que luchar para que las cosas cambien y no solo para recibir retuits o likes en Facebook. Con el activismo de salón nos quedamos a mitad de camino.

¿Cómo ha afectado la crisis a la forma en que los medios españoles cubren África?

Ha supuesto un cambio importante: prácticamente ningún medio de comunicación envía a nadie a África. Hay una generación de corresponsales jóvenes, la mayoría "freelance", colaboradores, poniendo mucho esfuerzo, dinero y hasta salud en cubrir el continente de una manera positiva, justa, honesta. El otro problema es que creo que se está humanitarizando la información en África. Como los medios de comunicación no envían a sus corresponsales, los periodistas van siempre con ONG, y está muy bien lo que hacen, es importante explicarlo, pero si solo explicamos África a través del prisma de las ONG creo que cometemos un error, porque al final damos una visión desdibujada e irreal de lo que ocurre. Si siempre vemos el continente como si fuera una fuente de problemas y donde Occidente -en este caso una ONG externa- tiene que ir a ayudar, perpetuamos esa sensación de que África es un continente perdido y que necesita ser salvado. Y eso es erróneo.

Perpetúa esa idea de paternalismo, de que África necesita ser tutelada por Occidente.

Exacto. De paternalismo, de salvajismo. El hecho de no crear un contexto, de no crear una empatía, genera este tipo de problemas. Antes hablábamos de la importancia de poner nombre y apellidos; pues también creo que no solo hay que hablar y darles voz a los africanos víctimas. En los reportajes es habitual que los africanos sean refugiados e incluso verdugos, y el salvador es un cooperante de una organización extranjera. De esa manera se perpetúa la imagen de que el africano es la víctima y de que los que saben ayudar son los demás.

Ese cambio en la manera de contar y ver África enlaza con la idea del foro, que aspira a "descolonizar el pensamiento".

El foro es una joya en ese sentido. Vienen pensadores africanos geniales. Hay gente de fuera, como yo, que trabajamos en el continente, pero el peso del foro lo llevan africanos que son intelectuales de primera. Y eso indica esa realidad que es que el continente va hacia adelante. Evidentemente hay situaciones de violencia y hambre que son terribles, pero en general camina hacia adelante, y la prueba es la gente que viene a hablar en este foro, que tiene una capacidad intelectual impresionante.

¿El cambio climático y el crecimiento demográfico son los principales problemas que tiene África a medio plazo?

Esos son dos problemas, indiscutiblemente, pero no sé si son los dos principales. También la pobreza, el hambre, el yihadismo o la violencia son problemas que hay que solucionar. Añadiría una población cada vez más formada -está creciendo muchísimo y es una maravilla- que se va a enfrentar a gobiernos a los que no les interesa esa libertad. Esa población está mucho mejor educada, pero no tiene trabajo, y si no se ajusta la falta de expectativas y de educación, los gobiernos van a enfrentarse a pueblos en las calles.

¿Cuáles son las grandes diferencias entre la colonización europea de África y la nueva colonización económica por parte de China?

La colonización europea vino precedida de un mercadeo esclavista brutal y de un racismo mental de muchas décadas. Estableció unos mecanismos de control y explotación que aún duran. La colonización china es peligrosa, pero habría que diferenciar entre países en África. Si lo vemos como algo global, nos equivocamos. Por ejemplo, en Zimbabwe o en Angola, China ha entrado de una manera radical. Sin demasiados problemas de derechos humanos, porque lo que han hecho es llegar a acuerdos con una élite que no se preocupa demasiado del pueblo. Pero en otros países sí les han puesto barreras. Pienso en Senegal, Gambia. Hay países que sí tienen unas estructuras de estado más firmes y la sociedad puede expresarse. Se para los pies a quien abuse, sea de China, EEUU o Europa. Pero sí que es indiscutible que China ha llegado al continente a hacer negocios y no le importa mucho con quién ni que consecuencias tenga eso en la población.

Para poner en valor las crónicas "de larga distancia", un grupo de periodistas, entre los que se encuentra, han puesto en marcha la Revista 5w.

Es una revista que intenta reivindicar el periodismo con pausa, sobre el terreno, con los pies manchados de polvo; explicar las cosas hablando con la gente. La crisis del periodismo ha hecho que haya muchos compañeros desperdigados por el mundo, haciendo un trabajo muy bueno, y aquí nos hemos encontrado. Es periodismo hecho con todo el cariño, la honestidad y el tiempo posibles, que yo creo que son los bienes más preciados, pero difíciles de encontrar en estos tiempos.

¿Cuánto puede cobrar en España un freelance por una pieza de África?

La respuesta más acertada es "poco". Sé de compañeros, y me ha ocurrido también, que hemos vivido situaciones en las que estás contento si cubres gastos, porque puedes estar cubriendo algo clave, como la caída del dictador de Gambia e incluso hacer portadas en tu diario, y que solo te dé para cubrir los gastos, porque los medios no te han pagado los aviones. No solo es que esté muy mal pagado en España, es que los medios no suelen tener continuidad en un continente como África. Si hay un golpe de Estado, se explica; puede durar un par de días. Un tiroteo en Estados Unidos puede durar una semana. Por eso decía antes que hay una generación de periodistas que se está dejando la salud y el dinero para contarlo, pero la pasión y la ilusión por explicar las cosas están intactas.

Hablaba de que en la revista intentan hacer periodismo con pausa. ¿Nos falta pausa en el periodismo, en general?

Creo que nos falta pausa en la vida normal. Cuando voy a Barcelona desde África me sorprende mucho la falta de pausa. La sensación de que le importas a los demás en África la tengo muy a menudo. Le importas a alguien que no te conoce. Te encuentras en la calle y tiene tiempo, te dedica tiempo, eso me parece un regalo. Igual que el silencio. A veces nos atropellamos a nosotros mismos en el día a día. Y eso ocurre con la información también, que las noticias diarias tapan la información más reposada del mundo.

¿Esa avalancha de noticias explica ese término que hemos acuñado, la posverdad?

No, yo creo que la posverdad tiene más que ver, su origen, con una falta de confianza hacia los medios, porque se aproximaron demasiado a los intereses políticos y económicos. Se rompió el pacto de honestidad y costará reconstruirlo.

Últimamente hemos visto casos donde se ha puesto en tela de juicio la libertad de expresión. ¿Hay un retroceso en España?

Sí. Es peligrosa la deriva que está tomando España y también es muy, muy peligrosa la nueva fase, que vendrá después de la censura, que es la autocensura. Yo he pasado ya por muchísimos países de susurros, donde la gente no se atreve a decir determinadas cosas. Evidentemente que no hemos llegado en España a ese punto, pero los retrocesos son difíciles de revertir.