Cuenta la leyenda que las ruinas del fuerte Feroz Shah Kotla en Nueva Delhi albergan decenas de "djinns" o demonios bonachones de la tradición islámica que cumplen los deseos de quienes les rezan y, sobre todo, de quienes les escriben sus peticiones en detalladas cartas.

Cada jueves, cientos de personas inundan el lugar con pétalos de rosa, incienso, guirnaldas de flores, velas y fotocopias de cartas escritas a mano en las que piden a los genios que curen a un padre enfermo o les ayuden a encontrar un marido para una hija soltera.

A punto de caer el sol, la mayoría de las mujeres que abarrotan el lugar van cubiertas con velos islámicos o envueltas en abayas y los hombres llevan largas barbas y tradicionales gorros blancos de ganchillo, pero también se puede ver a algún que otro hindú y sij.

En medio del recinto, enfrente de las mil y una sandalias que esperan a las puertas de la Jami Masjid o Mezquita de los Espíritus, decenas de personas se arremolinan para encender sus velas y barritas de incienso al pie de una estructura de piedra abarrotada de cartas, alguna hasta con foto incorporada.

"Por favor reza a Alá por nosotros, reza a nuestros ancestros, místicos sagrados. Rezamos para que la magia negra de Anisa falle...", dice una de las misivas colgadas en el muro, firmada por tres musulmanes y un hindú.

Los "djinns" son una suerte de espíritus invisibles de la tradición islámica que la gente cree pueden poseer a una persona, siendo a menudo la explicación popular para una persona con una enfermedad mental o un comportamiento fuera de lo normal.

También se les atribuye la autoría de problemas de todo tipo.

En el fuerte delhí, sin embargo, muchos creen que esta suerte de demonios pueden hacer el bien.

Mohammed Raees, envuelto en un atuendo blanco típico de los musulmanes, explica cómo la gente viene a Feroz Shah Kotla a encender incienso "con reverencia" y a dejar sus peticiones escritas para que se solucionen sus problemas.

Tras colgar fotocopias de sus misivas, es recomendable distribuir arroz o dulces entre los fieles. Raees no explica el porqué de esta tradición, pero parece que el acto contenta a los demonios que habitan el fuerte.

El hombre relata que si bien la mayoría de los que se acercan al lugar provienen de la propia capital india, los "djinns" también atraen a gente de fuera de la urbe.

"Este es un lugar abierto, cualquiera puede venir sea hindú, musulmán, sij o cristiano", concluyó.

Pero no todos vienen para dejar misivas a los "djinns", otros piden deseos a través de una simple moneda.

Una mujer envuelta en un pañuelo fucsia empuja con fuerza una moneda contra una pared del fuerte, como tratando de hacer funcionar algún tipo de pegamento invisible.

"Mucha gente está poniendo monedas ahí, si tienes fe la moneda se quedará pegada, de otro modo, si no hay fe, la moneda se caerá" y el deseo no se cumplirá, explicó el artista Shazad Khan, quien hace tiempo puso una calderilla que se cayó y asegura que su anhelo se quedó en eso, un anhelo.

El joven Shahsan, por su parte, es de los que piensan que rezar -gesto a menudo acompañado de ofrendas florales- es lo más importante para que los deseos se hagan realidad.

"Creo en las cartas pero no es verdaderamente importante poner una carta aquí, es nuestro deseo lo que queremos", relató en declaraciones a Efe.

"No depende de las cartas, puedes ver muchas cartas aquí, pero mira las flores", dijo mientras señalaba un pequeño montón de cartas al lado de una gran montaña de pétalos de rosa.