El aumento del dióxido de carbono atmosférico y sus consecuencias sobre la composición química de los océanos harán que en menos de 40 años, el 70 % los arrecifes de coral de zonas profundas se encuentren viviendo en aguas corrosivas imposibles para sus estructuras calcáreas.

Así lo advierte hoy un estudio realizado por un equipo internacional de científicos que ha sido liderado por el químico del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo (CSIC) Fiz Pérez.

El trabajo, publicado en Nature, recuerda que desde que comenzó la revolución industrial, los niveles de CO2 atmosférico provocados por la actividad humana han subido de 280 a 400 partes de millón.

El 30 % de este dióxido de carbono ha sido absorbido por los océanos, lo que ha cambiado la composición química y la acidez de las aguas de todo el mundo.

"El aumento de los niveles de CO2 en los océanos provoca una serie de cambios en la química marina -lo que llamamos acidificación oceánica- que se manifiestan no solo como un descenso del pH de las aguas, sino mediante un conjunto de efectos químicos asociados", explica en declaraciones el coautor del trabajo e investigador del Instituto Investigaciones Marinas de Vigo, Marcos Fontela.

Uno de esos cambios es la reducción de las concentraciones de los iones carbonato, esenciales para la vida de los arrecifes de corales de aguas frías, que viven a más de 3.000 metros de profundidad y que, desde hace varios miles de años, son la base de los delicados sistemas marinos profundos.

A diferencia de los corales de superficie, estos corales no hacen la fotosíntesis, sino que son heterótrofos (se alimentan para vivir) y necesitan del ion carbonato para formar sus estructuras calcáreas de aragonito, que es "su esqueleto, la base estructural de los corales que forman estos arrecifes", detalla Fontela.

El estudio parte de los datos recogidos cada dos años en campañas transoceánicas desde 2002, en las que se han analizado las condiciones fisicoquímicas de las aguas del Atlántico norte, desde Portugal a Groenlandia.

El artículo revela que, a día de hoy, el transporte de iones carbonato es un 44 % menor de lo que era antes de la revolución industrial, es decir, "se ha producido una reducción manifiesta de la disponibilidad de este compuesto".

Además, partiendo de modelos climáticos que tienen en cuenta la quema de combustibles fósiles, el estudio prevé que en 30 o 40 años, la concentración de CO2 atmosférico duplicará los niveles previos a la era industrial, por lo que, en 2060, el transporte de aragonito se habrá reducido entre el 64 y el 79 % y el 70 % de los corales de zonas profundas vivirá "en aguas hostiles a su desarrollo".

Por tanto, si los modelos climáticos aciertan, los hábitats en los que viven estos organismos, estarán formados por aguas altamente corrosivas, lo que afectará a sus estructuras calcáreas y a su crecimiento.

Incluso, "aunque la humanidad fuera capaz de no rebasar el objetivo fijado en la Cumbre de París de no superar los dos grados centígrados de calentamiento global, los corales se verán afectados", lamenta Fontela.