La sarna no es del Medievo, es una enfermedad parasitaria que "nunca ha dejado de estar" y, aunque se asocia a hacinamiento, pobreza o falta de higiene, puede afectar a personas de todas las edades, desde el bebé hasta el abuelo, y de cualquier condición socioeconómica.

Marta García Bustinduy, dermatóloga del Hospital Universitario de Canarias y miembro de la Academia Española de Dermatología, señala a Efe que hay que desmitificar esta enfermedad y no presentarla como motivo de vergüenza, aunque "no hay que quitarle importancia. Es una infección y hay que tratarla", precisa.

No es difícil contagiarse. De hecho, cada cierto tiempo se producen brotes. Los últimos se han conocido esta semana en Tarragona: uno en el Hospital Sant Joan de Reus, que ha afectado a una treintena de profesionales sanitarios, y otro en un colegio de La Riera de Gaià, con cuatro infectados.

Días después se declaró un nuevo brote, también en Cataluña, en el Hospital Moisès Broggi, de Sant Joan Despí (Barcelona), con cuatro trabajadores afectados.

La sarna o escabiosis es una enfermedad parasitaria de la piel producida por un ácaro de la familia Sarcoptidae que penetra en la piel labrando un surco, donde tiene lugar la cópula, tras la cual el macho muere. La hembra inicia entonces la puesta de huevos con una frecuencia de dos a tres diarios durante el curso de su vida (cuatro a cinco semanas).

Según explica el Ministerio de Sanidad en su página web, el periodo de incubación antes de que empiecen a manifestarse los síntomas en personas sin exposición previa es de entre dos y seis semanas. En aquellas que han sido previamente infestadas, los síntomas suelen aparecer en un plazo de uno a cuatro días.