Todos alguna vez hemos visto una manchita en el horizonte. Una manchita que estaba dentro del ojo y no fuera, como el cerebro pretende que pienses. Esta anomalía en la vista, que no se considera siquiera como patología, se denomina miodesopsia, más comúnmente conocida como "moscas flotantes".

Se considera un proceso natural asociado a la edad y consiste en que, con los años, las fibras de colágeno del humor vítreo del ojo se pueden ir degenerando y desprendiendo, por lo que se quedan flotando en el interior del ojo.

Eso hace que, "sobre fondos blancos", a veces se pueda percibir una pequeña "mancha negra" que "va cambiando de lugar a menudo", como afirma Rodrigo Abreu, oftalmólogo del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria.

De hecho, afecta al 100% de las personas a lo largo de su vida y suele llegar igual que desaparece. Por tanto, si no hay otros síntomas asociados, el paciente puede estar tranquilo pues tan solo es un signo más de la edad.

No obstante, cuando aparece junto a otras afecciones, como la disminución de visión o la aparición de destellos, se trata de una miodesopsia urgente que requiere de una revisión oftalmológica rápida, pues "puede conllevar al desgarro de la retina y su posterior desprendimiento", como afirma Abreu.

Aunque, "si se pilla pronto", todos estos problemas se pueden evitar. La miodesopsia urgente es muy rara, de hecho la prevalencia es de 1 persona por cada 10.000 habitantes, lo que en Canarias se traduciría en 2.000 personas.

"Hay gente a la que le molesta más y a otras menos", por eso es muy raro realizar un tratamiento como tal. Para aquellos pacientes que sienten mayores molestias con las moscas flotantes, existen dos tipos de tratamiento.

El primero es una vitrectomía, una operación que consiste en acceder al interior del ojo para extraer el vítreo y con él todos esos filamentos que se han desprendido. Para aquellas moscas flotantes muy grandes, se puede utilizar láser, aunque Abreu recuerda que esto solo se puede aplicar "en casos puntuales".

Es decir, en aquellos en los que los filamentos son muy grandes y molestos, pues si se utiliza en "moscas" normales, puede producir diversas consecuencias, entre ellas, cataratas.

En esta línea, si el paciente se encuentra con una "mosca flotante" en sus ojos, lo más recomendable es "asistir a revisión", como afirma el oftalmólogo. "Al menos para que el paciente se cerciore de que no es nada más grave", insiste.

Asimismo remarca la importancia de acudir a un oftalmólogo y no a un oculista, pues las revisiones de estos últimos no contemplan la dilatación de la pupila, una parte fundamental para saber qué tipo de miodesopsia se padece, pues esos filamentos se suelen encontrar "detrás del iris".

Además de la edad, otros factores que predisponen al paciente a crear miodesopsia son el padecimiento de miopía, cataratas o si se ha pasado por una operación con láser anteriormente. La edad más frecuente de aparición son los 30 años, aunque según Abreu "puede ocurrir a cualquier edad". No obstante, y a pesar de que se ha intentado asociar al estrés, el cansancio o la ansiedad, su origen es aún un misterio más allá del envejecimiento de los tejidos.