Dos profesoras universitarias han desarrollado un método educativo para "volver a introducir el placer en el aula y convertirlo en elemento central de la educación" al que han denominado "Art Thinking", con el que quieren transformar la enseñanza a través de las artes y crear ciudadanos "más críticos".

Son María Acaso, profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, y Clara Megías, que imparte docencia en distintas facultades de Educación de la comunidad madrileña.

Ambas quieren "combatir la furia capitalista en que vivimos" con el pensamientos crítico para crear "alumnos responsables, pero no obedientes" que "reflexionen sobre el mundo y se responsabilicen de poder cambiarlo".

A juicio de Megías, "asumir una verdad sin cuestionarla y memorizarla para repetirla en un examen es todo lo contrario a lo que se necesita para crear una sociedad más responsable y activa".

Acaso y Megías proponen el "Art Thinking" como método de aprendizaje para introducir los cinco campos del arte que denominan esenciales (visual, sonoro y musical, audiovisual, literario y arquitectónico) para dar cualquier asignatura del currículo.

María Acaso detalló que el método descansa sobre cuatro pilares: el pensamiento divergente, la pedagogía sexi, la producción cultural y el trabajo colaborativo.

Con el pensamiento divergente proponen eliminar la "única verdad para todos" con la introducción de las "individualidades y subjetividades de cada uno".

Para la pedagogía sexi se basan en las investigaciones de la neuroeducación, que demuestran que "para encender el deseo de pensar, hay que encender previamente una emoción y para ello se debe despertar la curiosidad".

Megías recurre al ejemplo de un profesor que trasladó los ejercicios de matemáticas al "universo de Starwars, con una batalla entre los Rebeldes y el Imperio, pero con los problemas de toda la vida". Según cuenta, consiguió que "los que siempre estaban dormidos en las últimas filas sacaran buena nota en el examen sin haber estudiado. Sólo con recordar lo que habían hecho en clase".

Saben que sus detractores las critican por "generar alumnos sin capacidad para esforzarse", pero rehuyen de "la letra con sangre entra" y apuestan por renovar el concepto del esfuerzo actual, que, a su juicio, "sólo lleva al fracaso". El objetivo de ambas: que se relacione el aprender con la ilusión.