En el mundo, una de cada cinco plantas está en peligro de extinción, mientras que en España, una de cada cuatro está amenazada, ha advertido en una entrevista Pablo Muñoz, uno de los autores del primer estudio elaborado sobre la conservación de plantas en riesgo en el territorio español.

Se trata de un documento pionero, ya que muy pocos países del planeta, como "Suráfrica o China, han iniciado trabajos similares pero ningún otro ha presentado todavía sus datos", ha precisado este investigador, biólogo y máster en biodiversidad que en la actualidad prepara su doctorado en la Universidad de Oxford.

En España, ha revelado, existen varias medidas de protección pero son insuficientes ya que "paradójicamente, descubrimos que algunos de los 15 parques nacionales carecen de un catálogo florístico" y que éste tampoco existe en la mayor parte de espacios protegidos: "parques regionales, naturales, zonas de Red Natura 2000..., casi ninguno cuenta con estudios y no se puede proteger lo que no se sabe que hay", ha lamentado.

El problema radica en que la protección de estas zonas "fue diseñada en función de su fauna, más que de su flora, pues los animales siempre llaman la atención más que las plantas, aunque dependan de éstas".

El estudio en el que ha participado Muñoz nace de la necesidad de evaluar el cumplimiento de la Estrategia Global de Conservación Vegetal, fijada por los países firmantes del Convenio de Biodiversidad, según la cual al menos el 75 % de la flora amenazada en cada país debería estar protegida adecuadamente "in situ" para 2020.

España está lejos de esa cifra ya que "ahora mismo sólo tenemos el 44 %" y "es complicado cumplir: habría que hacer un estudio de cada espacio" pero si esto fuera posible se alcanzaría el porcentaje del 96 %.

Los investigadores que participaron en esta investigación certificaron que no existía una lista uniforme y completa de plantas amenazadas a nivel nacional, aunque sí trabajos parciales a nivel autonómico y también el proyecto Flora Ibérica "que puso en marcha a finales de los años 80 Santiago Castroviejo desde el Real Jardín Botánico de Madrid, pero aún no está terminado".

Su trabajo unificó las investigaciones existentes, respetando los criterios empleados, con un análisis del resto de especies fijando el riesgo en función de sus poblaciones de acuerdo con criterios de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.

Cuadriculando el mapa de España para estudiarlo zona por zona consideraron "a salvo" aquellas plantas con más de 20 poblaciones, "vulnerables" las que tenían entre 10 y 20 y "en estado crítico" o amenazadas las que tenían 10 o menos.

De esta forma probaron que casi una cuarta parte de las cerca de 7.200 especies españolas entran en la categoría de variedades en riesgo por diversas razones: ocupar nichos muy concretos en regiones específicas, estar sometidas a una elevada presión externa o carecer de suficiente variabilidad genética, entre otras.

Entre las más amenazadas figuran las orquídeas o las plantas silvestres ancestros de las de cultivo, así como las que viven en roquedos.

"Hace poco se ha descrito en la sierra de Gádor, en Almería, un nuevo género de plantas vasculares", ha indicado, la ''Gadoria falujei Güemes & Mota'', que sólo existe en esa zona "y no sabemos cuántas más hay con esta singularidad en toda España..., podemos estar perdiendo especies antes de descubrirlas".

Para Muñoz, las únicas plantas que pueden considerarse bien protegidas hoy son las que se encuentran en un parque nacional o en microrreservas de flora (espacios protegidos a nivel regional en zonas como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha o Baleares) o las que cuentan con un plan específico de gestión y conservación (en 2015, existían 140 planes regionales o nacionales).