La eliminación del gluten en la dieta no está justificada en personas tolerantes a este compuesto, ya que los alimentos que contienen esta proteína tienen beneficios sobre la salud de aquellos no intolerantes, a pesar de que en España cada vez son más quienes dejan de consumir productos con gluten con el objetivo de perder peso, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Esta situación preocupa a los especialistas, pues un equipo de investigadores de la Universidad de Harvard ha establecido relación entre las dietas libres de gluten y un aumento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, la forma más común de esta patología.

En esta línea, los expertos han recomendado acudir al especialista, ya que cada día más personas evitan ingerir por decisión propia ciertos alimentos creyendo que no los toleran bien y, "aunque después de esta medida sientan cierta mejoría en sus síntomas, como el vientre menos hinchado o menos cansancio, se puede llegar a producir un desequilibrio en la dieta y, con ello, ser más propensos a padecer complicaciones en nuestra salud", ha explicado la nutricionista de Blua de Sanitas, Natalia Galán.

Los alimentos sin gluten solo están recomendados para quienes son intolerantes a esta proteína, es decir, el 1 por ciento de la población española (unas 470.000 personas) o quienes son sensibles a ella (10%), una sensibilidad que no les hace ser calificados como intolerantes o alérgicos, pero sí que las glucoproteínas que forman la forman (la gliadina y la glutenina) les hacen enfermar.

MITOS DE LAS DIETAS SIN GLUTEN

Por otro lado, desde hace un tiempo se ha especulado sobre los efectos nocivos de los productos sin gluten para aquellas personas que los introducen en su dieta por intolerancia, sin embargo, es importante recordar que estas personas siguen una dieta preescrita por el especialista y que, además, "pueden gozar de algunas ventajas", según el fundador y experto en digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, Gonzalo Guerra Flecha.

Algunas de estas, según el doctor, están relacionadas con que los alimentos sin gluten sustitutos de los alimentos regulares están llenos de antioxidantes y vitaminas, lo que ayuda a llevar una vida más sana; perder peso es más fácil, pues se eliminan una gran cantidad de carbohidratos procesados que se consumen; aumenta la sensación de energía, dado que este tipo de dieta eleva la capacidad física; o contribuyen a reducir otros síntomas como el dolor de cabeza, el cansancio, la anemia, dolor en las extremidades, fatiga o náuseas y vómitos, entre otras.

Tomar gluten antes de los 3 años

Investigadores del Hospital La Fe de Valencia han demostrado que la cantidad de gluten consumida desde la introducción del mismo hasta los 3 años de edad en niños con riesgo genético no influye en el desarrollo posterior de la enfermedad celiaca.

Así lo asegura un estudio del Grupo de Enfermedad Celíaca e Inmunopatología Digestiva del Instituto de Investigación Sanitaria de La Fe, que además revela diferencias importantes en la composición de alimentos procesados con y sin gluten.

El estudio, publicado en la American Journal of Clinical Nutrition, asegura que no existen "suficientes evidencias que apoyen qué cantidad y de qué forma se debe introducir el gluten durante la infancia, ya que estos procedimientos no influirán en el desarrollo posterior de enfermedad celiaca".

El artículo recoge los resultados de un estudio europeo liderado por el grupo de investigación que dirige la doctora Carmen Ribes-Koninckx, en el que se ha cuantificado el gluten consumido desde la introducción del mismo hasta los 3 años en 715 niños con riesgo genético.

Los menores, pertenecientes a cinco países europeos (España, Alemania, Italia, Holanda y Hungría), han sido reclutados en el Estudio Europeo PreventCD (www.preventcd.es).

Según la nutricionista Paula Crespo, primera autora del estudio, "en población de riesgo genético, el consumo de gluten entre los 10 y 36 meses, no es un factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad celiaca".

Este estudio es continuación de un artículo publicado hace tres años en la revista New England Journal of Medicine y en el que se aseguraba que el gluten "se puede introducir en la dieta en cualquier momento entre los 4 y los 12 meses. La edad de introducción de gluten en lactantes, en este rango de edad, no parece influir en el riesgo de desarrollar enfermedad celiaca en la infancia".

Cada vez son más los estudios que investigan el impacto de los factores ambientales en el desarrollo de la enfermedad celiaca.

Hasta hace unos años, se creía que introducir el gluten en la alimentación infantil antes de los 6 meses en pequeñas cantidades, mientras se daba lactancia materna en lactantes con riesgo genético, protegía frente al desarrollo de la celiaquía.

Sin embargo, estudios recientes han constatado que ni la edad de introducción ni la lactancia materna protegen contra la enfermedad celiaca en niños con riesgo genético.

El grupo de expertos de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, que preside la doctora Carmen Ribes, confirmó que "introducir el gluten en el momento de la lactancia no protege frente al desarrollo de la enfermedad".

Los expertos resaltan que, aunque esta conclusión es importante para aquellas madres que, por diversos motivos, no puedan dar amamantar a sus hijos, la lactancia materna debe promoverse por los beneficios indiscutibles que tiene.

Otro estudio de los investigadores del Grupo de Enfermedad Celiaca e Inmunopatología Digestiva del IIS La Fe ha comparado la composición nutricional de más de 600 productos sin gluten y la misma cantidad de sus homólogos con gluten.

Los investigadores no han observado diferencias significativas en la cantidad de energía, grasas, azúcares y fibra entre ambos tipos de productos.

Los resultados de este estudio se han presentado recientemente en Praga, en el 50 Congreso Anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica.

La doctora Sandra Martínez, integrante del grupo que lidera la doctora Ribes en el IIS La Fe, destaca que existen diferencias relevantes en la cantidad de proteínas, siendo la cantidad menor en los productos sin gluten debido a las materias primas utilizadas (harinas de arroz y maíz). Por otro lado, según el análisis, los panes sin gluten contienen más grasa que los panes normales.

Paula Crespo y Joaquim Calvo, nutricionistas del grupo de investigación, concluyen y recomiendan que en una dieta sin gluten debe prevalecer el consumo de los alimentos básicos de la dieta mediterránea que están libres de esta proteína por naturaleza, como carne, pescado, huevos, lácteos, legumbres, frutas, frutos secos, verduras y, en su caso, cereales integrales sin gluten.

Insisten, además, en que, al igual que en una dieta normal, el consumo de productos manufacturados, con o sin gluten, debe ser ocasional.