Anna Vall es una de las abogadas más especializadas en el ámbito de la mediación en España. Profesora de Medios Alternativos de Resolución de Conflictos y Victimología de la Sección de Derecho Penal y Criminología de la Universidad de Barcelona y coordinadora del Centro de Mediación y del Máster de Mediación del Colegio de Abogados de Valencia, este mes ha participado en dos seminarios organizados en La Laguna para abordar el estado de la cuestión en nuestro país. Explica que el ámbito familiar y las relaciones entre vecinos son las áreas donde más se utiliza esta fórmula, que aún tiene mucho recorrido. Insiste en que muchas veces las leyes, como recuerdan los propios jueces, son solo una aplicación del derecho, pero no resuelven el problema de fondo.

¿Cómo está España en comparación con otros países en implantación de la mediación y cómo estamos avanzando?

En España la mediación empezó a entrar en los años 80 y 90, pero de manera muy tenue. A partir del año 2000 es cuando empezamos a tener leyes autonómicas y ya en 2012 tenemos la primera ley de mediación en el ámbito civil y mercantil, que es la primera ley de mediación a nivel estatal. Es importante que tengamos una ley, porque es un reconocimiento a nivel estado, pero su implantación es lenta porque supone un cambio social. Pensar que cuando nos peleamos no vamos al juzgado, sino que podemos hablar con la ayuda de un mediador, implica un cambio de paradigma. Devolver el poder de decidir a las partes, que las personas que tengan un conflicto sean las que se impliquen en tomar decisiones sobre cómo solucionar ese conflicto, eso es nuevo. Y no estamos acostumbrados. Muchas veces vamos al juzgado no tanto para solucionar un problema sino para que nos den la razón. En la mediación no damos la razón a nadie.

En Canarias incluso se ha formado a alumnado en mediación para evitar conflictos.

Es que es el futuro. De hecho, en la escuela a veces nos explican complejas fórmulas matemáticas que no usaremos en la vida, pero conflictos tenemos cada día. Es importantísimo que en la escuela nos dieran herramientas, nos expliquen cómo gestionar de forma positiva nuestro conflicto, para que no sea cada conflicto una especie de guerra abierta. Y para que esa solución sea una solución para el otro y para mí. En las mediaciones no se trata de quién gana o quién pierde, sino de preservar la relación. La mediación es una forma mucho más racional e inteligente de solucionar los conflictos.

¿En qué áreas es más frecuente usar la mediación? ¿En familia?

Exacto. Nos entra por familia, pero en los conflictos vecinales está cobrando mucha fuerza. Son conflictos tremendos a veces, porque la gente llega a odiarse mucho y se deprime por eso. Esos conflictos no tienen una vertiente jurídica importante, sino relacional. Por más que un juez te diga tu tiene razón, eso no se arregla. Si estos conflictos no se tratan en mediación nunca se resuelven, porque siempre saltan chispas y uno vuelve a denunciar a otro. Los mediadores damos protagonismo a las personas y trabajamos en base a ese conflicto, y buscamos cómo pueden llegar a acuerdos.

¿En qué ámbitos no se puede usar la mediación?

En violencia de género no se puede. La ley 1/2004 de medidas integrales contra la violencia de genero prohíbe la mediación. Pero hay muchos casos en los que la mujer pone la denuncia y el juez entiende que ahí no hay un tema penal y archiva esa causa. En estos casos el tema penal, el expediente se archiva, pero el conflicto continúa. Si esa mujer ha puesto una denuncia es que hay algo en su relación de pareja que no funciona.

La mediación contribuiría a desatascar los juzgados...

Cuando yo trabajaba en el juzgado de Barcelona, veía un montón de casos comunitarios, de conflictos entre vecinos. Si todos estos asuntos, que no tienen enjundia jurídica, se pudieran trabajar en mediación, esos juzgados podrían dedicarse a temas de más calado jurídico.

¿Hay reparos entre los abogados para poner en marcha la mediación?

Hay de todo. Pero también abogados conciliadores y jóvenes que ante un caso en el que hay un tema muy relacional detrás dice yo soy jurista, pero este tema lo derivo a mediación. La combinación de ambas cosas, relación y derecho, da la satisfacción del cliente. Porque así se da respuesta a los dos problemas. Muchas veces intentamos dar respuestas jurídicas a problemas emocionales. Los mismos jueces te dicen que una sentencia es una aplicación del derecho, pero muchas veces no es una solución. El juez es un jurista, pero en muchos casos hay que trabajar el problema en su origen.

¿Qué significa justicia restaurativa?

La mediación se puede usar en todos los ámbitos de la vida y uno muy importante es el ámbito penal. Y ahí está saliendo con mucha fuerza la justicia restaurativa. Hasta ahora teníamos solo retributiva -tú la haces, tú la pagas-, que de alguna forma es una reminiscencia de la venganza. La restaurativa es no pensar tanto en castigarte como pensar en que tú repares a la víctima. Se te da la oportunidad de compensar. Ganas puntos. Hay varios sistemas para aplicar esta idea de justicia restaurativa y la más aplicada en España es la mediación. El mediador lo que hace es ponerse en contacto a la víctima con el victimario para intentar un encuentro en el que la víctima puede expresar aquello que le han hecho, lo que le duele, y el que cometió el delito puede reflexionar sobre los actos que cometen tienen consecuencias sobre los demás. Tiene más efecto responsabilizador ese acto que que te encierren.