Hoy, 7 de abril, es el Día Mundial de la Salud, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha querido centrarlo en el trastorno de la depresión, que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y se ha convertido en la "enfermedad simple que más discapacidad genera". Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), explica todas las claves referentes a este trastorno que ha sorprendido por el rápido aumento de casos diagnosticados experimentado en los últimos 12 años.

¿Por qué ha aumentado tanto la depresión en los últimos años?

La OMS nos dice que se debe al aumento de población en edad de riesgo.

¿Cuál es la edad de riesgo para padecer este trastorno?

Hay una edad joven que podría situarse entre los 26 y los 49 años donde las personas están en ese momento vital en el que deben afrontar temas importantes, como la incorporación al mundo laboral o la creación de una familia, y luego también hay otra época mala en el último ciclo de la vida cuando han disminuido los ingresos, ha aumentado la soledad y hay un menor apoyo social.

¿Podría haber afectado la crisis al aumento de la depresión?

Durante la crisis en España, entre los años 2006 y 2010, las consultas de Atención Primaria por depresión aumentaron un 19%.

¿Qué elementos psicológicos pueden inducir a la depresión?

Hay distintos tipos de factores de riesgo que se pueden convertir también en factores de protección para evitar la depresión. Por un lado, están los factores psicosociales, como son, por ejemplo, tener empleo, una buena cobertura sanitaria y ayudas sociales, y, por otro lado, está, por ejemplo, la comunicación, tener unas buenas relaciones, el descanso y el ocio.

¿Qué puede hacer la familia para ayudar a evitar o prevenir una depresión?

Desarrollar lo que se llama una parentalidad positiva. Cuando la familia da una protección y educación basada en la seguridad, el amor, el respeto y la aceptación, por lo general, el niño crece sano y feliz y se potencia su bienestar emocional.

¿Qué le aconseja a una persona a la cual le han diagnosticado depresión?

Hay que empezar por corregir algunos aspectos esenciales que tiende a generar la depresión. Por ejemplo, este trastorno provoca desactivación conductual, uno no tiene interés ni motivación por hacer nada; por eso, lo que debemos promover es la activación conductual, es decir, que vuelva a hacer las cosas que ha dejado de hacer.

¿Cómo funciona la depresión en nuestro cerebro?

Nuestro cerebro es un complejo sistema en el que influye la bioquímica. Por ejemplo, no funciona igual si tomamos alcohol que si no lo hacemos y también se ve afectado positivamente por las inhibidores de la recaptación de la serotonina que son los antidepresivos más usados. Pero los cambios que sufre nuestro cerebro no solo son bioquímicos sino que también se producen como consecuencia de nuestras emociones, conductas y pensamientos. Por lo tanto, no debemos caer en la tentación de pensar que todo se cura con antidepresivos. Los resultados que hemos encontrado en el ensayo PSICAP (Psicología en Atención Primaria) demuestran que las personas que han sido tratadas con entrenamiento psicológico se recuperan cuatro veces más que los que han seguido el tratamiento habitual de Atención Primaria, que principalmente es farmacológico. Aunque los fármacos nos ayudan, hay otras cosas aún más importantes.

¿Se podría enseñar desde la infancia a intentar sobrellevar la depresión o a no deprimirse?

Sí. El Gobierno canario ha instaurado una asignatura obligatoria en Primaria que se llama Entrenamiento en Emociones y Creatividad que está enseñando a estos niños qué son las emociones, algo muy importante, ya que el bienestar emocional también depende de si las conocemos y si sabemos manejarlas.

¿Es lo mismo estar triste que tener una depresión?

No, la tristeza es una emoción y la depresión es un trastorno de la tristeza. La tristeza es una emoción normal que todo el mundo sufre cuando experimenta una pérdida significativa. Es una emoción adaptativa en la que elaboramos la pérdida y expresemos nuestro malestar por ella. La tristeza normalmente acarrea un periodo de duelo pero, si una vez transcurrido un tiempo prudencial no se termina de elaborar bien ese duelo, entonces probablemente haya depresión.

El riesgo de la pobreza

Las personas que viven en situación de pobreza tienen cuatro veces más posibilidades de padecer depresión que la media de la población mundial, advierte la Cruz Roja. El 72% de las personas atendidas en el programa de lucha contra la pobreza de Cruz Roja han sufrido afectaciones emocionales (57,4% sin tratamiento y 14,6% con tratamiento). En algunos casos, las afectaciones emocionales a la salud prolongadas en el tiempo han acabado derivando en dolencias físicas, un problema que se ha incrementado un 18,5% entre 2013 y 2016.