Pese a que las democracias occidentales tienen salvaguardas para encubrirlas, no hay país que se libre de tener situaciones de malos tratos y torturas, asevera el psiquiatra especialista en tortura, Pau Pérez-Sales, quien contabiliza entre quinientas y mil las denuncias anuales por estos casos en España.

Según la Convención contra la tortura, firmada por más de 150 países, la tortura es "ilegal, imprescriptible y perseguible internacionalmente".

Pese a ello, "entre un 50 y un 60%" de personas podrían apoyar su uso, ya que existe un "imaginario social" reforzado por diversas series y películas, en las que "sistemáticamente" se muestran "escenarios irreales" en los que la tortura permite al policía salvar a miles de personas de la detonación de una bomba.