Tras un año de preparativos un robot operado por control remoto será enviado en enero por técnicos de la accidentada central de Fukushima al interior del reactor 2 para analizar el estado del combustible altamente radiactivo que alberga.

A partir de los datos que obtenga el dispositivo se estudiarán posibles métodos para la retirada segura de este peligroso material, según confirmó hoy una portavoz de la empresa operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO).

Los reactores 1, 2 y 3 sufrieron fusiones de sus núcleos a raíz del desastre que originó el tsunami de marzo de 2011, y conocer el estado exacto de las barras de combustible radiactivo es fundamental para su manejo y retirada.

En el caso de la unidad 2, se cree que el combustible se fundió lo suficiente como para perforar la vasija de presión y acumularse en el fondo de la de contención.

El robot, con forma de escorpión, debió ser originalmente introducido en el núcleo del reactor en agosto del año pasado, pero la operación se canceló dos veces y acabó posponiéndose hasta ahora debido a la presencia de escombros que bloqueaban las vías de acceso para el aparato y que han sido finalmente retirados con éxito.

También a los altos niveles de radiación detectados en uno de los puntos desde el que los técnicos deben operar remotamente el robot y que ha tenido que ser descontaminado.

El dispositivo mide aproximadamente 54 centímetros de largo por 9 centímetros de ancho y alto para poder moverse a través de conducciones de unos 10 centímetros de diámetro.

Está equipado con cámaras CCD y luces LED acopladas para filmar el interior de los reactores y también con medidores de radiación.

El próximo mes los técnicos perforarán una tubería por la que el autómata debe acceder a la vasija de contención para comprobar que el último tramo de la ruta está despejado.

TEPCO ha confirmado que tiene preparado otro robot para retirar desechos en caso de que se detecten elementos que bloqueen el camino.

TEPCO ya envió robots al interior del reactor 1 y obtuvo con éxito datos sobre el estado del combustible, y planea hacer lo mismo en el futuro con el reactor 3.

La retirada de combustible es el proceso más complejo dentro de las labores de desmantelamiento -que llevarán de tres a cuatro décadas- de la central, escenario del peor accidente nuclear desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.