El Gran Telescopio Canarias (GTC) ha conseguido una imagen diez veces más profunda del Universo que cualquier otra obtenida por un observatorio ubicado en la superficie terrestre. Esto ha permitido observar el tenue halo de una galaxia vecina, y corroborando el proceso de formación de galaxias.

Los expertos explicaron que observar los objetos que están muy lejos en el Universo supone un gran reto porque la luz que llega es enormemente débil. Del mismo modo ocurre con aquellos que, aunque no están tan distantes, se encuentran muy dispersos por el espacio; medir su brillo es complicado por la falta de contraste con el fondo del cielo.

Recientemente, un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) se propuso averiguar el límite de observación al que podrían llegar usando el telescopio óptico-infrarrojo más grande del mundo: el GTC.

Así, consiguieron una imagen diez veces más profunda que cualquier otra obtenida desde la Tierra, observando un tenue halo de estrellas alrededor de la galaxia UGC00180, a unos 500 millones de años luz de distancia.

Con este descubrimiento, publicado en "Astrophysical Journal", se confirma la existencia de los halos estelares que predecían los modelos teóricos y permite explorar fenómenos de muy bajo brillo superficial. El actual modelo de formación de galaxias predice que muchas estrellas habitan en las partes externas de las mismas formando un halo estelar, resultado de la destrucción de otras galaxias menores.

El problema, sin embargo, es que muy pocas estrellas se extienden en un espacio enorme. Por ejemplo, para la Vía Láctea, la cantidad de estrellas esperada en su halo es aproximadamente una centésima parte del número de estrellas total de la galaxia que se distribuye sobre un gran volumen que es varias veces su tamaño.

Por este motivo, el brillo superficial de los halos es extremadamente débil y solo se ha podido estudiar un número limitado de ellos en galaxias cercanas. Ante tal obstáculo, los científicos se cuestionaron la posibilidad de observar más allá y conseguir una imagen ultraprofunda, ya que con el desarrollo tecnológico se dispone de telescopios cada vez más grandes capaces de explorar el brillo superficial de los objetos más débiles.

Para llevar a cabo su experimento, utilizaron el Gran Telescopio de Canarias, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (La Palma).