La educación no ha pasado inadvertida ni política ni socialmente durante la legislatura, tanto por la personalidad del exministro José Ignacio Wert como por la Lomce, primera ley de enseñanza que implanta un gobierno del PP, pero rechazada por la oposición y buena parte de la comunidad escolar.

Han sido más de tres años de movilizaciones continuas de docentes, alumnos y padres, fundamentalmente de la educación pública, y también de encontronazos constantes del Gobierno con la izquierda y los nacionalistas por las medidas de Wert.

Con la llegada de un nuevo ministro de Educación en junio pasado, Íñigo Méndez de Vigo, parece que la enseñanza ha entrado en un período de calma, mientras que la reforma se aplica ya en toda la Primaria y ha comenzado en la ESO y el Bachillerato.

La Lomce sigue en la batalla política: una docena de regiones han pedido parar su implantación

Pero la Lomce sigue en la batalla política, pues una docena de comunidades pidieron la paralización del calendario de implantación, muchas de ellas con nuevos gobiernos salidos de las elecciones de mayo pasado.

Y con las generales a la vuelta de la esquina, la mayoría de la oposición mantiene la intención de derogarla en cuanto el PP salga del poder, algo que respaldan sindicatos, estudiantes y padres de la Plataforma Estatal por la Escuela Pública.

Al comenzar la legislatura, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, encargó a Wert una reforma con el objetivo principal de reducir el fracaso y el abandono escolares, aunque antes había que poner en marcha los ajustes para una mayor eficiencia en el gasto público.

El propio Wert reconocía en mayo de 2012 que "lo urgente" era ahorrar y "lo importante", después, "reformar la educación".