El ''Camino de la Luz'', peregrinaje por diversos países que albergan comunidades de carmelitas descalzas, llegó esta semana a Jerusalén, punto neurálgico de una ruta que rinde tributo a Santa Teresa en el 500 aniversario de su nacimiento.

La periodista Amaya Álvarez, un camarógrafo y una doctora forman el grupo que por iniciativa de la Fundación V Centenario del Nacimiento de Teresa de Jesús partió de Ávila el pasado 15 de octubre para visitar a la familia carmelita en 30 países repartidos por los cinco continentes.

Se trata de un periplo de más de 160 días de travesía y 117.000 kilómetros que alcanzó el martes su destino más añorado en Tierra Santa, donde los integrantes del grupo permanecerán hasta el 23 de febrero antes de regresar al punto de inicio el próximo 28 de marzo, en coincidencia con el lugar y fecha de nacimiento de la santa.

"El objetivo de este viaje es doble", señala Álvarez y explica que trata de "dar a conocer, aún más si cabe, la figura de Santa Teresa en este año de celebración; es una fiesta de la familia carmelita y al mismo tiempo, el propósito es unir a todos los carmelitas del mundo".

Y como elemento de encuentro se eligió una simbólica reliquia relacionada con el espíritu "inquieto y andariego" de la mística que no es otra que un fragmento del bastón en el que se apoyó Santa Teresa durante sus largas expediciones por la península ibérica, en su afán emprendedor de fundar los monasterios de la reformada Orden de los Carmelos Descalzos.

"La idea de la vida como camino, como peregrinaje, incluso como "misión", está por tanto íntimamente ligada a su vida y a su memoria", argumentan los propulsores de tan singular tributo.

"''Camino de la Luz'' quiere ser un reconocimiento y un homenaje a ese aspecto tan particular de la vida de Santa Teresa (...) Busca unir personas de diferentes razas y culturas, ya que es una invitación a participar a todo el que desee vivir esta experiencia, y resaltar así el espíritu universal" de la religiosa, afirma la periodista.

Así dejaron atrás numerosas vivencias, historias y miles de personas que contribuyeron a esta particular peregrinación iniciada junto a un fraile carmelita que regresó a España sin concluirla para continuar con los preparativos del centenario.

Y en este viaje lleno de significado, Tierra Santa, sin duda, "era un destino inevitable", abundó Álvarez.

El Monte de los Olivos de Jerusalén, escenario espiritual de la también prolífica autora, Nazaret, o el del Monte Carmelo en Haifa, origen de la Orden que daría lugar a los Carmelitos Descalzos, son sólo algunos de los lugares que visitará la expedición teresiana.

"Jerusalén es un lugar clave para Santa Teresa", quien ya de niña quiso dejar Ávila para partir hacia la Ciudad Santa y liberarla, expone la promotora, para quien "su misticismo, esta enseñanza de la oración en la intimidad; la relación directa con Dios. Es como traerla a los lugares en los que imaginariamente oraba".

En su trayecto, otros tantos imprescindibles como la Basílica de la Natividad, donde la tradición sitúa el nacimiento de Jesús, o el monasterio de clausura de Belén, "donde sus hijas perpetúan su obra".

"La idea es mostrar el abanico gigantesco que es el carmelo descalzo (...) Así, por ejemplo, acabamos en Samoa, un país pequeñito y exótico en el que hay un monasterio de monjas carmelitas descalzas. Un caso perfecto de lo lejos que ha llegado la palabra de Santa Teresa", explica esta periodista antes de continuar su peregrinación.

De momento, un intenso temporal de frío y nieve en ciudades como Belén y Jerusalén, ha acogido a los peregrinos que buscan diseminar las enseñanzas de la mística abulense por Tierra Santa, quizás una señal para sus muchos seguidores.