Piedras del desierto marroquí en las que se incrustan conchas de bivalvos y dientes de tiburón de unos 60 millones de años se exhibirán en Tenerife como muestra del patrimonio paleontológico de esta región, en la que los fósiles marinos revelan que su pasado estuvo bajo el mar.

Esther Martín, conservadora de Geología-Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, explica en una entrevista a EFE que estas rocas son parte de la exposición que se inaugurará el 14 de agosto en el Museo de la Naturaleza y el Hombre "Fósiles de Souss Massa Drâa, un pasado bajo el mar".

Esta exposición temporal forma parte del Festival Cultural Musagadir que promueve el Organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife y la paleontóloga detalla que el sur de Marruecos es considerado un lugar destacado en el mundo gracias a la multitud de yacimientos paleontológicos que allí se encuentran.

Estos yacimientos cubren prácticamente toda la historia geológica del planeta, desde el Precámbrico hasta el Cenozoico y la mayoría de los fósiles que se encuentran son invertebrados marinos, lo que indica que esta región fue en el pasado un fondo marino que colosales fuerzas geológicas transformaron en macizos montañosos del interior continental.

La paleontóloga señala que aunque el paisaje actual de esta zona está muy transformado por el hombre, en el pasado esta región estuvo cubierta por las aguas hasta cientos de metros de profundidad y de hecho, en las cadenas montañosas se observan los pliegues geológicos, con láminas de varios centímetros de espesor, que representan en el tiempo las capas en el fondo del mar.

"Es impresionante verlo ahora", detalla Esther Martín, quien precisa que estas "huellas" del pasado geológico submarino son parte de los sedimentos formados en las condiciones ambientales marinas.

Entre ellos aparecen fundamentalmente conchas de invertebrados marinos, como diferentes tipos de moluscos y braquiópodos, un grupo de que fue muy diverso en el pasado, pero muy escaso en el presente.

Además se encuentran otro tipo de fósiles: las huellas de dinosaurios, y en la exposición que se exhibirá en Tenerife se reproducen en un módulo las que se hallan cerca de Agadir.

Será la única reproducción que se muestre en el Museo tinerfeño porque el resto de piezas son originales de Souss Massa Drâa.

Entre ellas, el fragmento sedimentario procedente de un yacimiento "espectacular" en el que aparecen incrustados varios dientes de tiburón "muy bien conservados", y otra piedra en la que aparecen conchas de bivalvos.

En esta exposición dedicada a de la diversidad paleontológica de la región se instalará otro módulo dedicado a los "ammonites", uno de los fósiles más característicos de la zona, que aparecen en yacimientos enormes y que son primos lejanos de los actuales cefalópodos.

Y otro módulo es un ejemplo de "lo que nos une más a Canarias con esta región", explica Esther Martín, como son los fósiles del Plioceno y Pleistoceno semejantes a los hallados en Lanzarote y Fuerteventura, y cuya investigación se intenta reforzar de manera conjunta entre especialistas de la Universidad Ibn Zohr de Agadir y el Museo de la Naturaleza y el Hombre tinerfeño.

La paleontóloga subraya que pese a que las islas orientales de Canarias y esta región del sur marroquí se encuentran a menos de 400 kilómetros de distancia, persiste el desconocimiento en aspectos científicos en los que hay evidentes semejanzas.

Martín, que visitó la región en junio, indica que las autoridades marroquíes proyectan redactar una ley de protección del patrimonio geológico y paleontológico para tratar de detener el expolio de los yacimientos, pues la enorme diversidad de fósiles propicia su destrucción "masiva" para venderlos.

Ello ocurre porque se extraen los fósiles con métodos mecánicos en busca de las mejores piezas, y se desecha el resto, y en ocasiones se destruyen de tal manera que resultan inservibles para el estudio científico.

El Gobierno marroquí intenta concienciar de que los fósiles son parte del patrimonio del país que no se puede expoliar, destruir ni exportar sin conocimiento de las autoridades y que si se refuerza su protección, puede generar empleo y desarrollar una economía regularizada.