La crisis no ha hecho descender el número de personas que participan en juegos de azar y loterías, aunque se gastan menos dinero en este tipo de apuestas, que en los últimos meses se han ampliado -con productos más baratos y premio instantáneo- para mantener el interés de los jugadores.

"Con la crisis económica, la gente que habitualmente no jugaba ahora prueba suerte por si acaso, porque le podrían solucionar los problemas, y por otro lado, la gente que lo hacía, sigue jugando, pero menos cantidad porque tiene que repartir su capacidad de gasto entre demasiadas cosas", explica a Efe, Pedro Lamata, director de Estudios de la Agrupación de Asociaciones de Administradores de Loterías.

La suma de estas dos tendencias "produce un resultado en ventas globales que, aparentemente, en los dos primeros trimestres del año, va a sufrir un descenso leve", concluye Lamata.

Apunta que ahora en verano se desplaza el negocio "hacia las zonas de costas y de interés turístico, en detrimento de los barrios".

"El panorama de venta no es boyante, pero respecto a otros sectores económicos, está soportando la crisis mucho mejor; dentro del mundo del juego, el sector de loterías y la ONCE está aguantando mucho mejor el tirón de la crisis que el mundo de los casinos y de las máquinas tragaperras", indica.

El representante de los administradores de lotería opina, que en estos momentos, las preferencias se encaminan hacia las apuestas más baratas y con mayor opción de juego.

Siguiendo una estrategia similar, el director comercial del Juego de la ONCE, Alfonso Galiano, asegura que en los últimos años su empresa ha apostado por "la diversificación de productos", es decir, por lanzar juegos nuevos para simultanear con la comercialización del tradicional "cuponazo".

Señala que la caída en las ventas del producto clásico se compensa con la subida en los juegos activos y en los instantáneos o "rascas".

El directivo de la ONCE reconoce que desde hace unos años registran "una caída constante en las ventas anuales" y que los picos de estos descensos se sitúan en meses en que se han producido decisiones económicas negativas para los españoles.

"Temblamos cuando los viernes el Gobierno va a informar de alguna medida económica", señala Galiano, quien recuerda que "con los últimos recortes, como la bajada del sueldo de los funcionarios, se ha apreciado un agravamiento de la tendencia bajista".

Un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid confirma también que el número de personas que participan en juegos de azar ha aumentado en los últimos tres años debido a la crisis, aunque arriesgando cantidades más pequeñas.

El 63,8 por ciento de los residentes en España afirmaba jugar en 2011, mientras que lo hacían el 49,4 por ciento en 2009, indica este informe, que interpreta que con la crisis algunas personas que probaban suerte de vez en cuando se animan a apostar pequeñas cantidades "por el deseo de obtener algún premio que alivie o solucione su vida".

Los peor parados en esta época de dificultades económicas son los bingos y salas de juegos, coinciden los responsables del sector del juego consultados.

"Hemos perdido durante 2011 más de dos mil empleos y el 29 por ciento de las ventas; lo imputamos el 9 por ciento a la crisis, pero el resto a la prohibición del tabaco", indica el gerente de la Confederación Española de Organizaciones de Empresarios del Bingo, Juan José Sánchez.

El empresario de los bingos asegura que "el cliente del juego del bingo sigue acudiendo a las salas, pero juega menos".

También reconoce que está perjudicando al sector de las salas la legalización de los juegos online, que a su juicio, regula una comercialización en condiciones de desigualdad.

"Un menor puede jugar en su casa, apostar a un bingo o a una ruleta", denuncia Sánchez, quien opina que con la reciente legislación y con medidas como la ley antitabaco "se les está tratando de forma discriminatoria".

Urge a las CCAA, que tienen la competencia del juego presencial, a que corrijan legislativamente estas desigualdades.