El volumen de trabajadores que experimentaron una sensación de depresión a la vuelta de sus vacaciones de verano ha registrado una reducción de 14 puntos porcentuales respecto a los datos de 2011, según se extrae del informe que acaba de elaborar Randstad entre una muestra aleatoria de casi 1.000 personas por toda la geografía española sobre el estado anímico a la vuelta de las vacaciones.

Más de la mitad de empleados encuestados (53,3 por ciento) afirmó que regresa a la oficina con "normalidad y sin padecer depresión postvacacional", mientras que el año precedente las personas que reconoció no sufrir este síndrome alcanzó el 39,26 por ciento, como resultado de que los trabajadores están más concienciados respecto a la dificultad del mercado laboral en la actualidad.

En lo que respecta a la media de tiempo que necesitan los trabajadores para superar el estrés después del periodo estival, el informe elaborado y presentado por la empresa de trabajo temporal destaca que el 56 por ciento de los trabajadores preguntados aseguró que necesita de media entre una y dos semanas para acomodarse al nuevo curso laboral.

Asimismo, señala que más del 39 por ciento de los consultados se adapta al ritmo de trabajo con el paso de un día, mientras que un 3,5 por ciento supera esta situación con más tiempo.

Los más afectados

Los resultados de la encuesta de la ETT concluyen que prácticamente son inexistentes las diferencias en función del grado de estudios académicos de los consultados. Sin embargo, los trabajadores universitarios o formados en FP estresados (51,6 por ciento y 50,5 por ciento, respectivamente) superan ligeramente a los que niegan padecer este trastorno.

Mientras, la mayoría de los empleados con estudios de Bachillerato (55 por ciento) y EGB-ESO (66 por ciento) regresan de las vacaciones y se adaptan al trabajo sin dificultades. En esta misma línea se expresan los trabajadores sin estudios, donde un 54 por ciento indica que su vuelta se desarrolla con normalidad.

Por edades, seis de cada diez empleados de entre 16 y 24 años no sufren depresión postvacacional, seguidos de los trabajadores con una franja de edad comprendida entre los 25 y 29 años (59 por ciento) y los de 45 y 65 (53,5 por ciento). Es decir, la encuesta denota que a mayor edad de los asalariados, más cuesta a éstos volver a la rutina diaria.

En cuanto a géneros de los contratados, el informe de Randstad pone de manifiesto que algo más del 60 por ciento de los hombres encuestados reconoce no sufrir depresión postvacacional, mientras que entre las mujeres este porcentaje se reduce a poco más del 48 por ciento, lo que indica que año tras año, "las mujeres aluden a mayores dificultades a la hora de incorporarse a su rutina habitual".

Sin embargo, estas diferencias entre géneros no se dan en todas las franjas de edad. En general, las mujeres mayores de 30 años tienen más responsabilidades familiares y por tanto la vuelta al ritmo habitual incluye también mayores responsabilidades en el área personal.

A nivel territorial, Castilla-La Mancha (38 por ciento) se sitúa como la región española con mayor aumento del volumen de empleados que reconoce regresar a la oficina sin padecer ningún trastorno anímico. Le siguen muy de cerca Madrid (37 por ciento) y Canarias (31 por ciento). En cambio, los asturianos y los vascos son los únicos cuyos resultados manifiestan un aumento de un estado anímico depresivo a la vuelta al trabajo tras el periodo estival.

Los niños la padecen

Los niños también pueden sufrir el síndrome de depresión postvacacional al volver al colegio, según explicaron los expertos de Sanitas Hospitales con motivo de la proximidad del inicio del curso escolar. El insomnio o el llanto son algunos de los síntomas.

Según los especialistas, los menores también pueden sufrir trastornos digestivos "como vómitos o diarreas". Por ello, consideran que los padres deben ejercer una posición activa y "fomentar los aspectos positivos de la vuelta a las aulas" para así ayudar a sus hijos.

Y es que, recuperar "en muy poco tiempo" el ritmo habitual en cuanto a horarios, alimentación y actividades puede acarrear este trastorno en los niños. Para paliar esta situación se aconseja a los progenitores que éstos le transmitan a sus hijos lo agradable de "ver a los compañeros de clase, recuperar sus juguetes o dormir de nuevo en su habitación de casa".