Desde los inicios de los tiempos el ser humano siempre ha buscado las relaciones sociales ya sea en el mundo laboral, familiar o personal. Ha sido con la llegada del fenómeno llamado web 2.0 cuando esta búsqueda ha tomado un protagonismo vertiginoso y descomunal. En el ámbito personal queremos tener presencia en varias redes, publicamos y compartimos estados, fotos y comentarios, empezando a estar mal visto que no se tenga un perfil 2.0. El mundo empresarial está creando puestos de trabajo específicos relacionados con las comunidades virtuales, y los medios de comunicación y el marketing tradicional están sufriendo un cambio radical donde la retroalimentación inmediata y la capacidad de propagación marcan los ritmos.

¿Son las redes sociales para todos?

Una de las aportaciones más importantes del mundo 2.0 es la democratización e igualdad que está suponiendo para los usuarios.

En las redes sociales todos tenemos las mismas oportunidades de comunicación y desarrollo de negocio, dejando de lado los alardes de inversión capitalista y fijando su atención en el recurso humano, el potencial de información y la capacidad de diferenciación. Es terreno de los usuarios y las empresas, marcas y personajes públicos deber entrar con el debido respeto que se merece estar en territorio ajeno.

¿Cómo comenzar?

Desconcertado, confuso y desorientado son las primeras sensaciones que percibimos cuando nos acercamos por primera vez a internet y a las redes sociales. Al desconocimiento inicial de no saber cuál es la red social más adecuada para nuestros objetivos, se nos une la rapidez con la que evolucionan y se crean nuevas.

Es importante establecer nuestra posición en las redes para preservar nuestro nombre de usuario, evitando así que nuestros contactos, clientes, proveedores u otros se vean engañados por un usurpador de identidad.

Debemos plantearnos dos cuestiones fundamentales: ¿para qué quiero estar en una red social?, ya que debe cubrir los objetivos que se persiguen teniendo en cuenta que cada una de ellas tiene un fin determinado; y ¿estoy dispuesto a dedicarle tiempo?, porque hay que tener bien claro que compaginar una red social con la vida "offline" conlleva cierto consumo de tiempo y esfuerzo.

¿Un ejemplo a seguir?

Alfredo Vela (@alfredovela) posee una gran capacidad como comunicador visual y desinteresada voluntad de compartir información con alto contenido formativo e informativo.

Usa su nombre personal como usuario en todas las redes en las que está presente, a lo que une una imagen de fácil identificación, permitiendo el rápido reconocimiento en el mundo 2.0 y la creación de su "yo digital". Cuida la escritura, usando correctamente las reglas ortográficas y gramaticales, prestando especial atención a la adaptación del vocabulario dependiendo del público objetivo y la red social usada.

Pero si se ha de destacar algo es su gestión sobre los contenidos multimedia, volcando toda su estrategia de comunicación en buenas imágenes que acompañan al texto, lo que hace que tenga una efectividad muy elevada.

Si analizamos su presencia en Twitter, concluimos que sabe escuchar e interactúa constantemente (casi 190.000 tweets), cree en la aportación de todos y para todos (más de once mil seguidores ante once mil seguidos) y comparte contenidos únicos, como las infografías. En definitiva, pone en práctica la "escucha activa", siendo la base de la mentalidad 2.0.

* Gestor en redes sociales

@pedrobaezdiaz