HACE años quedé totalmente fascinado por el libro de Philip K. Dick "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". De aquella obra nació "Blade Runner", de Ridley Scott. Una película de culto cuya tupida atmósfera y trama se asemejan más y más al embrollo y la turbidez de la adjudicación del concurso de licencias de FM en Canarias.

J.F. Sebastian, el ingeniero que desde su soledad construye robots, crea para Tyrell, inventor y dueño de la gigantesca corporación que fabrica los androides, una serie de replicantes tan perfectos que, conociendo la certeza de su final, se vuelven contra quien les dio vida en busca de respuestas. También el concurso de FM tiene su Tyrell, su Sebastian, el resultado de su invento que acaba por volverse contra sus creadores y sueños imposibles en forma de proyectos radiofónicos tipo "carta a los Reyes Magos".

"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais", decía el androide "Nexus 6" Roy Batty, interpretado magistralmente por Rutger Hauer. Igualmente, pero en sentido menos poético, esas palabras se hacen cada día más adecuadas a quienes con asombro nos acercamos a la línea convergente de las sombras, los misterios y también los despropósitos del procedimiento selectivo, vislumbrando ya con claridad la neblina surrealista y decadente que tan bien retrató Ridley Scott. Aquí, en el paralelo 28, he visto cosas que nadie creería.

Habíamos dado por bueno que la Administración, en vez de entregar los originales de toda la documentación aportada en formato PDF y en soporte digital CD-ROM, tal y como exigían las bases, nos hubiera entregado cuatro DVD con todos los proyectos presentados por municipios. En aquellos DVD se incluían las ofertas de cada uno de los licitantes. La Administración identificó a cada licitante con unos códigos que daban nombre al directorio en el que estaba la oferta de cada uno. Habíamos dado por sentado que su contenido era el que efectivamente habían presentado los licitantes. Entre otras cosas porque la Administración certificó que lo que enviaba era copia exacta del expediente administrativo original. Pero, en la misma línea de despropósitos, no fue así: se identificaron documentos en algunas de las ofertas que llevaban incorporado al nombre del archivo el código de identificación que la Administración, después de abiertos los sobres con la oferta el día 31 de enero de 2011, le asignó a cada uno de los licitantes. Ocurre, además, que precisamente esos archivos tienen una fecha de creación posterior a la de apertura de los sobres, algunos incluso con fecha de creación julio de 2011, y que son resultado del escaneado de documentos en soporte papel a PDF.

Por si eso no fuera suficiente, todos esos archivos pertenecientes a distintos licitantes, algunos de ellos adjudicatarios de licencias, fueron impresos con el mismo software, identificado como "Xerox WorkCentre 5665". Todo muy extraño, más aún cuando resulta que algunos de esos documentos pertenecen a licitantes que resultaron adjudicatarios. ¿Qué pasó? Un misterio más, y ya van unos cuantos. Probablemente la explicación sea sencilla y no sea necesario utilizar la Voight-Kampff administrativa para saber la verdad. En el expediente administrativo el fenómeno no se explica.

He leído hace poco en la última creación del genial dibujante Aleix Saló, "Simiocracia", que: "Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez".

Puede ser. Por si las moscas, hemos pedido los originales. ¡Los de verdad!

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