Experimentar ira y hostilidad eleva un 19 por ciento el riesgo de tener una enfermedad coronaria, en tanto que la depresión aumenta hasta tres veces la posibilidad de fallecer por una muerte cardiaca.

Así se señala en una revisión de estudios realizada por investigadores del Duke University Medical Center, de Durham (Carolina del Norte) y publicada en la Revista Española de Cardiología, ha informado en un comunicado la Fundación Española del Corazón.

Dicha investigación revela que emociones negativas como la ira, la ansiedad, la depresión y el estrés son factores desencadenantes de enfermedad cardiovascular en personas que ya tienen otros factores de riesgo como hipertensión, perfil lipídico desfavorable, obesidad, sedentarismo y diabetes o que hayan padecido un infarto agudo de miocardio previamente.

Los mecanismos por los que las emociones negativas empeoran la salud cardiovascular no se conocen bien.

En el caso de la ira sí se sabe que tiene un efecto agudo que induce la activación del sistema simpático con liberación de hormonas conocidas como catecolaminas (hormonas de estrés), según la doctora Sandra Rosillo, cardióloga del Hospital de La Paz, de Madrid.

Estas hormonas tienen una repercusión clara sobre el sistema cardiovascular, ya que producen un aumento en la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial, así como vasoconstricción o estrechamiento de los vasos arteriales incluidos los coronarios y liberación de factores favorecedores de formación de trombos, lo que da lugar a isquemia miocárdica.

En este contexto de daño cardíaco por excesiva activación del sistema simpático, se ha descrito una enfermedad particular conocida como Cardiopatía por Estrés o Síndrome de Takotsubo.