El Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife (COMTF) ha apoyado que se cree en Canarias, como en el resto del país, un observatorio de la crisis en sanidad y que la Administración aporte datos recientes y objetivos para evaluar cómo impactan los recortes en la calidad de la asistencia sanitaria.

Así lo indica el COMTF en un comunicado en el que afirma que los ajustes en el gasto, aplicados de manera lineal e indiscriminada, no ayudan a lograr la sostenibilidad de los sistemas de salud, y defiende que se sustituya el enfoque de "contención de gasto" por el de invertir en aquellas actuaciones que aporten "mayor salud" con un menor coste.

"Por otro lado, la Administración debe explicar claramente hacia dónde vamos, ya que si no es así, será muy difícil planificar lo que queremos", advierte.

Los médicos expresan su disposición a colaborar y por ello han efectuado propuestas, pero también tienen la obligación deontológica de rechazar y denunciar los recortes desproporcionados, que provoquen pérdidas de la calidad asistencial en la atención a sus pacientes.

Al respecto, señala el COMFTF que está "especialmente preocupado" en cómo están afectando estos recortes a la formación e investigación médica, sobre todo en los MIR.

También llama la atención a las autoridades sanitarias para que los recortes que están aplicando en el corto plazo no impidan hacer las reformas necesarias a medio y largo plazo que trate enfermos y no enfermedades y que facilite la comunicación y la empatía entre el médico y su paciente.

Ante esta situación todos los colegios de médicos han decidido poner en marcha un "Observatorio de la crisis en sanidad" y pedir a los ciudadanos y colegiados que hagan llegar sus observaciones y quejas a nuestra organización para de esta manera, ante la falta de datos por parte de las comunidades autónomas, poder trazar un panorama de cómo están afectando las medidas políticas tomadas en Sanidad a la calidad asistencial.

Asimismo el Colegio Oficial de Médicos ha presentado un decálogo de propuestas en las que pide que se potencia la medicina preventiva, desarrollar la telemedicina, reducir la demanda inapropiada de servicios y las visitas sucesivas innecesarias, reducir las pruebas diagnosticas inútiles y redundantes y reconducir las actuaciones desproporcionadas de los profesionales.

También plantea una nueva gestión de las camas hospitalarias de crónicos y geriatría, que se aumente la asistencia domiciliaria, disminuir la burocracia y aumentar las competencias de la atención primaria controlando su eficiencia, potenciar la actividad del médico consultor en atención especializada y controlar el gasto farmacéutico siguiendo la línea de disminución del precio de los medicamentos y promocionando nuevas iniciativas para controlar el incremento del número de recetas.

Además, insiste en que los futuros presupuestos sanitarios deben tener carácter finalista y se opone al desplazamiento de partidas presupuestarias correspondientes a los ahorros conseguidos en capítulos dedicados a la atención médica, a la prestación farmacéutica.