Un grupo formado por técnicos de la Unidad de Tecnología Marina del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Ejército de Tierra partirán mañana hacia Chile, desde donde el próximo jueves pondrán rumbo a la Antártida para participar en la XV Campaña Antártica Española.

Ellos serán los primeros en llegar a las dos bases españolas que se encuentran en el continente blanco, Juan Carlos I y Gabriel de Castilla, según explica Miguel Ángel Ojeda, técnico del CSIC, quien también viajará mañana en ese equipo.

Después de este grupo, llegarán más hasta sumar alrededor de 150 investigadores y técnicos militares y civiles para participar en la campaña, que comienza casi con el verano austral y concluye a principios del mes de marzo, tiempo durante el cual se investigarán 16 proyectos.

El equipo encargado de abrir las dos bases saldrá hacia la Antártida el próximo 17 de noviembre desde el puerto chileno de Punta Arenas a bordo del Buque de Investigación Oceanográfica (BIO) Las Palmas, que zarpó el pasado 14 de octubre de Cartagena (Murcia).

Ojeda permanecerá en la base Juan Carlos I, que se encuentra en la isla de Livingston y depende del CSIC, hasta la primera semana de marzo, y nada más llegar, su misión, junto con el resto del equipo, será acondicionar las instalaciones.

Esta base, que se construyó hace casi 25 años y desde hace cuatro se encuentra en remodelación, está formada por contenedores de transporte unidos los unos con los otros y panelados.

"Es como cuando se tiene una casa en la sierra y no vas en todo el invierno, cuando llega el verano la tienes que acondicionar. Pues en la base, lo mismo. La preparamos para cuando vengan los investigadores y puedan disponer de las instalaciones", afirma el técnico.

En la Juan Carlos I hay capacidad para 18 personas, dice Ojeda, y se investigan proyectos dedicados a la evolución y comportamiento de los glaciares, de los líquenes, o sobre el campo geomagnético terrestre, entre otros.

Un día corriente de trabajo en la base comienza a las ocho y media de la mañana y finaliza sobre las ocho de la tarde, jornada laboral a la que no acompaña la meteorología, ya que a pesar de que comienza el verano, las temperaturas no superan los cinco grados, con una mínima de diez bajo cero.

"Hace menos frío de lo que la gente imagina, pero claro, cuando estás todo el tiempo a menos diez grados la sensación térmica es más fría, además hay un 95 por ciento de humedad", indica Ojeda, quien apunta que, en ocasiones, hay tormentas de viento que no permiten "ni siquiera salir a trabajar".

Parte de la comida que abastecerá al equipo la transporta desde España el buque Las Palmas en sus cámaras frigoríficas, y como no es suficiente para los más de cien días que permanecerán allí, en cada viaje que la embarcación hará a Punta Arenas y a Ushuaia (Argentina) para trasladar a los científicos, la tripulación adquirirá los alimentos perecederos.

A pesar de la temperatura y el aislamiento en la base, Ojeda afirma que la Campaña Antártica Española hace tal contribución a la ciencia, que no se puede cuantificar.

"Lo importante es que se han aportado muchos conocimientos de la Antártida en ámbitos distintos, que ayudan a entender mucho de lo que ocurre en el planeta", señala.