Médicos participantes en el III Congreso Nacional del Grupo de Estudios de Sida (Gesida) reclamaron ayer una mayor atención a la prevención de esta enfermedad y han deplorado que, treinta años después de su descubrimiento, aún se infecten por el virus VIH unas 3.000 personas al año en España.

Este congreso, que se celebra estos día en Sevilla, coincide con el treinta aniversario del descubrimiento del sida, enfermedad identificada en 1981 en Estados Unidos, año desde el que se han notificado oficialmente 79.363 casos de contagio en España.

El presidente del comité organizador del congreso y director del plan andaluz contra el sida, Fernando Lozano, explicó que el motivo principal para que la infección por VIH no haya disminuido en España en esos treinta años ha sido "la reducción de la percepción del riesgo" de la enfermedad, que ya no es una patología mortal, sino crónica.

Pere Domingo, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), añadió que también ha influido en la reducción de la prevención el hecho de que los nuevos medicamentos mejoran la calidad de vida del paciente e impiden que el contagiado por VIH alcance la fase final y más deteriorada, que es el sida.

Admitió "el fracaso" de los estamentos institucionales y sociales en la menor prevención de esta enfermedad contagiosa, en especial de los pacientes, ya que un 30 por ciento de los contagiados ignoran esta condición y causan el 70 por ciento de las nuevas transmisiones.

"Sin duda hay una parte de fracaso importante en esta historia en todos los estamentos de la sociedad, incluidos los pacientes, porque podemos tener las mejores medidas preventivas del mundo, pero hay que utilizarlas; si uno abandona estas medidas de prevención es obvio que el riesgo de infección aumenta", apostilló.

Lozano matizó que este "fracaso" es aún mayor si se tiene en cuenta que "la prevención es la estrategia fundamental en la lucha contra el sida hasta que dispongamos de una vacuna; no hay otra, es la prioritaria".

Explicó que el perfil del enfermo de sida "ha cambiado radicalmente" desde la segunda mitad de los años noventa, pues sin antes era un usuario de droga por vía parenteral "ahora es un paciente joven, hombre, que mantiene relaciones sexuales con otro hombre, con un nivel de educación muy superior a los afectados hace treinta años".

También advirtió de que en el caso de la mujer "el diagnóstico oculto y tardío" de esta infección fomenta su transmisión y reclamó que la sociedad no estigmatice a los enfermos de sida porque, aunque en su opinión "se ha avanzado mucho" en esta cuestión, "esta estigmatización es injusta porque ésta es una enfermedad como otra cualquiera".