Científicos de la NASA dijeron hoy en Chile que vigilan la formación de un gran iceberg, de unos 880 kilómetros cuadrados, equivalente al tamaño de la isla de Lanzarote (España), producto de una fractura que se extiende a lo largo de 29 kilómetros en el glaciar de Isla Pine, en la Antártida.

El avistamiento de la enorme fractura se hizo durante los vuelos de investigación realizados durante octubre por el equipo "IceBridge" de la agencia espacial estadounidense, un conjunto de científicos y técnicos que analizan los cambios en las capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia desde el año 2009.

"En los vuelos observamos una fisura grande que indica que un gran pedazo de hielo está por partirse. Se trata de una fractura de unos 280 metros de ancho y de unos 60 metros de profundidad, lo que indica que es más alta que la estatua de la Libertad", señaló hoy a la prensa el jefe del proyecto IceBridge, Michael Studinger, en una videoconferencia.

El científico subrayó que la fractura sobre el glaciar de Isla Pine "forma parte del ciclo natural" de conformación de los iceberg en la zona occidental de la Antártida" -una región "sensible", apostilló-, por lo que no acarrea riesgo ambiental a nivel global.

"La fractura no nos preocupa, forma parte del ciclo natural. Si ocurriera de forma más frecuente podría causar problemas ambientales", explicó Studinger.

"No creo que tenga ningún impacto global. Es un iceberg enorme, pero es pequeño a escala global", añadió el científico, aunque aclaró que su misión "no estudia el clima", sino que se limita a realizar seguimiento de las capas de hielo.

"Sabemos poco de la formación de estos iceberg porque no observamos con frecuencia estos fenómenos. Es primera vez que sobrevolamos una fisura tan grande. Esperamos que esto ayude a explicar cómo se conforman para poder predecirlas", subrayó Studinger, cuyas investigaciones se prolongarán hasta el año 2015.

El proyecto IceBridge, la mayor investigación aérea de las capas de hielo del mundo, realiza mediciones láser anuales de la elevación de los hielos en la Antártica y Groenlandia.

Con un equipo de hasta seis aviones provistos de una variedad de instrumentos de observación y medición, los científicos de la NASA registran datos en la estructura de los hielos con el objetivo de determinar el impacto del cambio climático en ellos.