Un monumento en honor al fallecido papa Juan Pablo II fue inaugurado hoy en la Universidad de Literatura Extranjera de Moscú, según fuentes de la Catedral de la Inmaculada Concepción de la capital rusa.

"No es un secreto que el papa quería mucho a Rusia y confiaba en poder visitarla, lo que nunca ocurrió en vida", dijo un portavoz de la mayor catedral católica rusa a la agencia Interfax.

En cambio, añadió, ahora "ya no hay ninguna frontera política o de otra clase que impida la comunicación espiritual con el que recurra a su intercesión".

Juan Pablo II, que es considerado una de las figuras históricas que contribuyó en mayor medida a la caída del comunismo desde su elección en 1978, mantuvo durante su mandato una tensa relación con la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR).

El anterior pontífice, que fue beatificado en mayo pasado, enfureció al Kremlin al reorganizar la Iglesia Católica en Rusia creando cuatro diócesis y al impulsar el renacimiento de la Iglesia católica de rito oriental de Ucrania, conocida como Uniata.

De hecho, el líder ruso, Vladímir Putin, al contrario de lo que hicieron sus antecesores en el Kremlin, Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin, nunca invitó al papa a visitar Moscú y fue uno de los escasos jefes de Estado que no acudió a su entierro.

Las relaciones entre la IOR y el Vaticano, que cuenta con unos 600.000 fieles en este país, han mejorado notablemente desde la muerte del papa polaco y la ascensión del Benedicto XVI.

Con todo, el actual pontífice aún no ha recibido autorización para visitar este país, ya que la Iglesia Ortodoxa todavía acusa a la católica de proselitismo.