Seis de cada diez jóvenes de entre 14 y 18 años reconoce haberse emborrachado alguna vez y más de la mitad haber tomado cinco o más consumiciones en unas dos horas, según los datos de la última encuesta sobre el uso de drogas realizada a estudiantes de secundaria.

La ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, avanzó algunos de los datos de la encuesta Estudes, realizada entre 2010 y 2011, para destacar la importancia del acuerdo social suscrito ayer por el Gobierno, el Parlamento y representantes de la sociedad civil contra el consumo de alcohol en menores.

"Todos tenemos nuestra cuota de implicación porque en nuestra sociedad hemos adaptado una amplia tolerancia social y de normalización con el consumo de algunas sustancias", señaló Pajín, quien destacó que el alcohol sigue siendo la sustancia más extendida entre los menores y que se ha producido un ligero aumento del número de jóvenes que lo han probado.

El 73,6 por ciento de los menores dice haber consumido bebidas alcohólicas en los últimos doce meses y el 63 por ciento en el último mes. La edad media de inicio del consumo ronda los 14 años.

"No es un problema exclusivo de los jóvenes, sino de toda la sociedad", enfatizó la ministra.

Representantes de ONG, asociaciones de padres y consumidores, empresarios -productores, distribuidores y vendedores de bebidas alcohólicas-, sindicatos y medios de comunicación han suscrito un manifiesto en el que se comprometen a impulsar iniciativas destinadas a conseguir "consumo cero" de alcohol en los menores. Los firmantes han creado una plataforma de trabajo para diseñar campañas dirigidas a menores y a su entorno y asumen un decálogo de objetivos.

Entre ellos figuran los de evitar cualquier publicidad que relacione el consumo de alcohol con éxito social o sexual o con mejora del rendimiento físico, educar en hábitos de salud, informar sobre las consecuencias de su consumo y dotar de recursos a las familias y a los entornos para incrementar la percepción del riesgo.

Involucrar a los medios de comunicación y a las redes sociales en relación con la conveniencia de informar sobre los perjuicios del consumo de esta sustancia en los menores, estimular la autorregulación entre los productores, distribuidores y expendedores de bebidas alcohólicas y diseñar junto a educadores programas de prevención, son otros de los objetivos.