El teólogo crítico católico Hans Küng se ha mostrado "profundamente decepcionado" por la visita del papa Benedicto XVI a Alemania, que finalizó este domingo en la localidad de Friburgo, en el sur del país.

Aunque el lema de su visita fue "Donde esta Dios está el futuro", en realidad debía haber sido "Donde esta el papa está el pasado", afirma Küng, profesor emérito de la Universidad de Tubinga (Alemania) en declaraciones hoy al rotativo "Freie Presse".

Recuerda que Benedicto XVI llegó a Alemania anunciando que estaba dispuesto a escuchar con un "corazón oyente" y sin embargo reaccionó con un "corazón pétreo" ante las demandas de reforma de la mayoría de los católicos alemanes.

Küng dice que durante los cuatro días de la visita a Alemania este país solo ha vivido el culto a la persona en la figura del papa con obispos que actuaron de comparsas, lo que ha provocado la insatisfacción de muchos fieles.

El teólogo crítico considera especialmente decepcionante el encuentro ecuménico con los altos representantes de la Iglesia Evangélica en Alemania en el monasterio de los agustinos de Erfurt.

Joseph Ratzinger es desde hace 30 años el mayor obstáculo para el entendimiento ecuménico con la Iglesia Evangélica, afirma Küng, quien subraya que el papa ni tan siquiera reconoce a la iglesia protestante.

"Tras la sonrisa del viejo hombre se muestra el rostro del dogmático impasible, del tradicionalista romano y del frío político de poder", señala tajantemente Küng.

Por otro lado, el presidente del Comité Central de los Católicos Alemanes, Alois Glück, no coincide con Küng y considera que en la visita de Benedicto XVI a Alemania predominan los resultados positivos.

"Ha sido algo especial como el papa ha honrado a Martin Lutero como un hombre en busca de Dios. Ahora existe la oportunidad de que ambas iglesias (la católica y la evangélica) celebren juntas el jubileo de la reforma en 2017", afirma Glück.

Asimismo subraya que lo erróneo es centrarse en ver solamente aquello que separa a católicos y evangélicos en vez de hablar sobre lo que les une y reconoce que predomina el deseo de una comunión conjunta, aunque "no deberíamos forzar las cosas".