De las instalaciones de Innovalley, la empresa que Xavier Verdaguer tiene en Silicon Valley (California, EEUU), salen desde bolsas solares que cargan la batería del móvil hasta calzado deportivo con sensores de vibración que funcionan como GPS. La "ropa inteligente" es la última aventura en la que se ha embarcado este emprendedor catalán, que salta de un proyecto a otro movido por la pasión por lo que hace y la aversión a la rutina. Verdaguer pasó esta semana por el Foro Emprende ULL, organizado por la Fundación Empresa de la Universidad de La Laguna, donde entró en contacto con estudiantes tinerfeños que han alumbrado ideas "brillantísimas".

¿Es el miedo al fracaso el mayor enemigo que pueda tener un aspirante a emprendedor?

Seguramente es uno de los principales, y especialmente en España. Yo monté aquí seis empresas antes de mi último proyecto, que desarrollo en Silicon Valley, y veo una diferencia abismal. Aquí el fracaso está mal visto, es un problema gravísimo. En cambio, en EEUU fracasar es habitual, forma parte de la formación y la gente entiende que debe arriesgarse, y si va mal habrá aprendido y volverá a empezar. Aquí no se emprende por miedo a fracasar, y a veces tienes que pegártela para intentarlo de nuevo y hacerlo mejor.

¿A qué se debe esa diferencia de mentalidades?

Es algo cultural. En todos los ámbitos de la sociedad está mal visto el fracaso. Tiene que ver con cómo nos han formado y educado. El fracaso no está bien visto, pero tampoco el éxito. El empresario siempre es el malo de la película: o explota a los trabajadores o ha hecho un pelotazo. Pues seguramente ese empresario es un emprendedor que ha luchado mucho por su proyecto y que está generando puestos de trabajo. En cambio, en EEUU tener éxito es fabuloso. En España nos falta cultura del éxito y cultura del fracaso.

¿El ejemplo de un emprendedor con éxito es el mejor estímulo para arriesgarse a emprender?

Puede ser, porque nos faltan referentes emprendedores. En EEUU preguntas a cualquier persona el nombre de tres emprendedores y te va a decir un montón. Muchos chavales quieren ser como los fundadores de Google o Facebook. Si preguntas en España a un joven, en algún caso no sabrá ni qué es un emprendedor, porque nuestros referentes son otros: futbolistas, personajes de la televisión… Nos faltan referentes para dignificar la figura de los emprendedores y que se conviertan en ejemplos a seguir.

Suele decirse que los tiempos de crisis son propicios para los emprendedores, pero es difícil entenderlo cuando nos atenaza la incertidumbre y hay factores objetivos que juegan en contra, como la falta de crédito.

Es cierto que estamos en un momento de gran dificultad para hacer cualquier cosa. Pero también es verdad que los tiempos de crisis son los mejores para emprender. Cuantos más problemas tenemos, más oportunidades de negocio, y un emprendedor siempre tiene que ver oportunidades donde los demás ven problemas. Las mejores empresas se han creado siempre en periodos de crisis, cuando estamos obligados a reinventarnos, a probar cosas nuevas, a emprender nuevos negocios para aportar soluciones. En primer lugar, hay mucha disponibilidad de mano de obra. Hay empresas que han cerrado, con lo cual habrá clientes a los que nadie da servicio, y eso es otra oportunidad. En momentos como éste es cuando eres más creativo.

¿Estamos demasiado aferrados a la seguridad?

Aquí lo seguro es tener tu casa, tu hipoteca, tu puesto de funcionario o tu sueldo en una gran empresa. Pero es una seguridad virtual, porque ya se ve que, cuando hay una crisis, tener una finca puede ser incluso un problema y un empleo se puede perder en cualquier momento sin causa justificada… La sociedad está cambiando permanentemente y eso es algo que deberíamos entender, más que buscar la seguridad eterna, el trabajo para toda la vida o, incluso, la empresa para toda la vida. Un emprendedor tampoco tiene que estar en su proyecto para toda la vida.

¿Debe el sistema educativo, y en concreto la universidad, hacer un mayor esfuerzo para fomentar el espíritu emprendedor?

Sin duda. He quedado impresionado con las iniciativas tan interesantes que se están haciendo en la Universidad de La Laguna. Tienen que hacerse muchas más cosas como ésta. Deberían incorporarse contenidos de emprendeduría transversalmente, no solo en las carreras técnicas, porque a veces se cree que solo puede haber emprendedores en las nuevas tecnologías, y se tiene que motivar a la gente para que monte sus empresas o que, al menos, vea que hay otras opciones más allá de trabajar para un tercero. Eso tiene que cambiar mucho, pero no solo en la Universidad, también en edades más tempranas. Hay que enseñar a comunicar mejor, a participar mejor, a liderar mejor.

¿Se desperdicia mucho talento de potenciales emprendedores en la Universidad española?

Tenemos un talento extraordinario. Aquí he tenido la suerte de conocer a muchos estudiantes y sus ideas me parecieron brillantísimas. Hablas un poco con ellos y ves que sus objetivos son más encontrar un puesto de trabajo, y seguramente tienen un potencial para emprender que podrían desarrollar desde aquí y montar proyectos interesantísimos. No es necesario ir a California para emprender. Creo que aquí hay un potencial desaprovechado importante.

¿Podrían hacer más las administraciones para favorecer la emprendeduría?

Seguro, pero todos podemos hacer más. Hay tendencia a pensar que todo está en manos de la administración y que nos tiene que resolver todos los problemas, cuando tiene los recursos que tiene y, además, son cada vez menos. Está en manos de absolutamente todos que haya más emprendedores y que tiren hacia adelante. Recuerdo que cuando comencé a montar mis empresas, mi primera dificultad -y seguramente la misma que tienen muchos emprendedores- estaba en la propia familia o en el grupo de amigos. Te preguntan por qué te vas a liar y arriesgarte. Claro, los padres buscan el bienestar de los hijos. Luego te encuentras el fin de semana con un amigo que trabaja de comercial y cobra un sueldo y tiene bonus y te mira como diciendo "este tío es tonto". El entorno inmediato no ayuda en nada. Está en manos de todos fomentar el espíritu emprendedor y ayudar a los que se arriesgan. Yo puedo respetar al que no se arriesga porque le da miedo o tiene una familia, pero al menos no pongas trabas al que sí se arriesga.