El incremento de nutrientes inorgánicos modifica el funcionamiento de los ecosistemas marinos y afecta a los beneficios que aporta el mar a los humanos, según un estudio de investigadores estadounidenses y españoles.

Entre los científicos españoles que han participado en el estudio, recientemente publicado en la revista "Ecological Applications", se encuentra el científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte.

En un comunicado difundido hoy por el CSIC, Duarte señala que desde la década de los 50 "se ha perdido cerca de una tercera parte de la superficie que cubrían las praderas submarinas", debido al aumento de los fertilizantes procedentes principalmente de la agricultura industrial.

Los resultados del estudio, llevado a cabo en la costa de Alabama (Estados Unidos), muestran una "pérdida drástica" de las praderas debido a un incremento de los nutrientes en el agua, un proceso denominado eutrofización.

Las praderas submarinas, además de albergar una gran diversidad de organismos, sirven de barrera de protección para la costa, cumplen un papel fundamental en el secuestro del CO2 atmosférico y en la producción de oxígeno y ayudan a mantener el aire y el agua limpios, según recuerda el CSIC.

El deterioro de este hábitat submarino afecta negativamente a la fauna residente, como cangrejos, camarones o peces, y disminuye la claridad de las aguas costeras.

Las praderas son fuentes de alimentación de los consumidores primarios, es decir, de los organismos herbívoros y los que se alimentan del detritus de estas plantas.

Para estudiar los efectos de la contaminación con nutrientes en los ecosistemas marinos, los científicos agregaron fertilizante a una pradera submarina de Alabama durante seis meses de forma continuada.

Tras el experimento observaron que el exceso de nutrientes había erradicado la pradera casi en su totalidad.

Por último, según la primera autora del estudio, Andrea Antón, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU), "no todos los efectos fueron negativos y, a pesar de la pérdida de este ecosistema submarino, el incremento en el uso de fertilizantes podría no afectar a la capacidad que tienen estos ecosistemas de absorber dióxido de carbono ni tampoco a su productividad".