Hace trece años y tres meses el hijo de Ana María Campo de la Cruz salió a montar en bicicleta, como era costumbre, y no regresó a casa. Un conductor ebrio lo atropelló y le causó la muerte. A raíz de este trágico suceso Ana María comenzó una batalla para que este tipo de accidentes dejaran de ocurrir, una lucha que abandera desde la asociación de ayuda y orientación a los afectados por accidentes de tráfico Stop Accidentes, un colectivo fundado por Campo de la Cruz que lucha por los derechos de las víctimas desde hace más de diez años.

Pese a que gracias a su labor se ha avanzado mucho en el ámbito legal, en cuanto a delitos de seguridad vial se refiere, la vocal de la Comisión de Seguridad Vial de Cataluña, una auténtica madre coraje que participó la semana pasada en las primeras Jornadas Técnicas de Movilidad y Seguridad Vial celebradas en Canarias y organizadas por la Asociación Polivial Canarias, reconoce que aún queda mucho por hacer, sobre todo en "el ámbito de la aplicación de las leyes".

¿Cómo estaba la situación legal para los accidentes de tráfico cuando comenzó su lucha?

Mi historia es muy triste, pero la tristeza y el dolor me hicieron reaccionar. No se puede explicar el dolor que se siente al perder un hijo, pero cuando esto me pasó comencé a fijarme en las leyes que había, porque al homicida de mi hijo lo condenaron solo a dos años y medio, una cifra que en aquel momento ya era un gran logro. Estuve dos años luchando en solitario hasta que conseguí 300.000 firmas para cambiar las leyes, y no con los medios de ahora. En una ocasión, un jefe de tráfico de Madrid me dijo que era como los apóstoles, que predicaba mucho pero que no me iban a hacer caso, pero ellos hicieron bastante, y creo que yo también. Aunque se ha conseguido mucho, pues en ese momento las víctimas de tráfico estaban totalmente ocultas, queda mucho por hacer. Hay que tener en cuenta que en lo que llevamos de año son ya 1.700 muertos en las carreteras.

¿Considera que deberían endurecerse más las penas por este tipo de delito?

Con que se cumplieran ya habría bastante. Creo en la Ley, pero no en la Justicia. Si cumpliéramos con las normas todo iría mejor, pero esto se hace muy mal, pues desde el punto de vista de las víctimas, hay una desidia importante. Yo he asistido a juicios en los que parecía que los jueces iban contra la víctima. Otro ejemplo es con los delitos de homicidio imprudente, pues si la máxima pena son cuatro años de prisión, por qué solo se les condena a dos años y a veces no van ni a la cárcel. Al que mató a mi hijo le impusieron una pena de dos años y medio para que fuera a prisión, pero al año estaba fuera. Por ello, no hace falta endurecer más las leyes, pero sí la aplicación de las mismas.

¿Considera que a la sociedad le falta conciencia de los peligros que implica la carretera?

La sociedad ha de cambiar. Siempre se echa la culpa al coche, que es muy rápido, o a las nuevas tecnologías con los móviles, entre otras justificaciones, pero es la persona, y su mentalidad, la que debe cambiar. Por ejemplo, con el teléfono móvil, algo que creo que se debe llevar encima, pero apagado, pues no hay ninguna excusa para usarlo conduciendo porque hasta una alegría distrae. Cuando alguien ve en las noticias un accidente de tráfico con víctimas tiene que pensar: ¿y si hubiera sido mi padre o mi hermano? Hay que concienciar a la sociedad de que realmente vale la pena cambiar. Para esa tarea, mi voz es pequeña, pero los medios de comunicación son los que deben alertar a las personas de esto.

¿Se debería educar mejor a los jóvenes para que estén preparados para tener un volante entre sus manos?

Sí, pero creo que no solo hemos de educar a los jóvenes, sino también a los mayores. Te dan el permiso de conducir a los 16 años y hasta los 60 no hay un reciclaje. En tantos años cambian muchas normas, tecnologías, señales y carreteras, entre otras cosas. Por eso, uno de mis caballos de batalla es que haya un reciclaje para las personas mayores, pues hay muchas personas que reconocen que en estos momentos si tuvieran que pasar un examen de autoescuela no lo harían, y conducen desde hace años.

¿Qué opina de que ahora se pueda conducir desde los 16 años si se va acompañado?

A los 16 años puede haber chicos muy maduros, pero normalmente no es el caso. Cuando dicen que así a los 18 años estarán acostumbrados también se podría decir que comenzaran a las 13 años, para que estén aún más preparados. A la hora de conducir, no se trata de costumbre, sino de madurez. Otra cosa importante es la educación que reciban los jóvenes que quieran obtener el permiso de conducir. La gente se jacta de que lleva a sus hijos al colegio alemán o al inglés y se gastan mucho dinero en eso, por lo que deberían hacer lo mismo con la conducción, pues se trata de una cosa en la que les va la vida. En este sentido, también se debería mejorar la materia que se imparte en las autoescuelas, pues solo se trata de memorizar y no hay una educación de responsabilidad.

¿En qué proyectos está trabajando en la actualidad?

Mi caballo de batalla es que se cumplan las leyes, no endurecerlas, así como que exista una conexión entre todas las policías para que, por ejemplo, si una persona comete un delito en Madrid se sepa en Andalucía. Pero, y concretamente, ahora estoy trabajando en realizar un foro de compromiso pequeño, en el que los que participen aporten nuevas ideas o iniciativas para avanzar. También tengo un proyecto para que medicamentos con los que no se debería conducir estén marcados con un punto rojo o de otro color, en vez de venir la recomendación en medio de un montón de líneas con palabras de pequeño tamaño.