Uno de cada mil niños sufre alguna enfermedad reumática en España, lo que supone unos 7.500 menores de 15 años, según informó la Sociedad Española de Reumatología (SER), tras celebrar en Gran Canaria la XIX reunión científica de la Sociedad Canaria de Reumatología (Socare).

Al respecto, se indicó que la mitad de estos menores arrastrará la enfermedad hasta la edad adulta. Si se trasladan las cifras a Canarias, los niños que sufren alguna patología reumática ascienden a 300, según informó la SER en un comunicado.

En cuanto a las patologías reumáticas más frecuente en niños está la artritis idiopática juvenil (AIJ), en sus distintas formas a diferencia de la artritis reumatoide del adulto. Su manifestación clínica es la artritis junto con la afectación ocular con o sin manifestaciones sistémicas.

De todas formas, los datos actuales son "esperanzadores", ya que entre el 60 y 70 por ciento de los pacientes con esta afección estará libre de la enfermedad a los 18 años.

Tras la AIJ, están las enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso juvenil, que se presenta en edades tempranas y marca un "peor pronóstico" que en el adulto, posteriormente está las vasculitis y las enfermedades inflamatorias, que son patologías propias de la edad pediátrica.

Por ello, con el objetivo de reducir la demora en el diagnóstico de las enfermedades reumáticas en niños, lo que puede llegar a prolongarse años, la Sección de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil de Canarias ha publicado el primer protocolo consensuado en la Comunidad Autónoma de derivación de Atención Primaria a la consulta del reumatólogo pediátrico, un documento de "gran valor", por el número de menores a los que afectan esta enfermedad.

Para el Doctor Sergio Machín, reumatólogo del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil de Gran Canaria, la "principal" razón por la que se ha elaborado la guía es para "reducir la demora en el diagnóstico y evitar las dudas" de los pediatras y dificultades en la detección de estas enfermedades, ya que en ocasiones, algunas patologías como la artritis idiopática juvenil o el lupus eritematoso sistémico presentan síntomas que pueden interpretarse como lesiones traumáticas, dolores inespecíficos, esguinces o urticaria, pudiendo retrasar su diagnóstico "incluso años".

Este protocolo, prosiguió, consiste en directrices, ideas y organigramas que "de forma sencilla y eficaz" facilitan la derivación por parte del pediatra al reumatólogo. A modo de ejemplo, indicó que hay que prestar una "especial atención" a síntomas sospechosos como pueden ser los relacionados con la limitación funcional, el enrojecimiento o el aumento de temperatura en articulaciones sin traumatismos.

Añadió que si además los niños dejan de hacer actividades cotidianas como correr o jugar, o caminan de forma atípica, éstos puede ser un "signo de alarma".

Por otra parte, en lo referente al diagnóstico, el Dr. Machín explicó que en la mayoría de ocasiones éste se basa en la exploración física y en la historia clínica y familiar. "No obstante, otras pruebas como una analítica, radiografías y ecografías son cada vez más importantes en la detección de estas afecciones", resaltó.

El hecho de padecer la enfermedad desde la infancia provoca una respuesta inflamatoria constante que podría llevar a minusvalías o discapacidades lo "suficientemente importantes" como para que los pacientes se vean afectados toda su vida. Agregó que se estima que la mitad de los niños con enfermedades reumáticas arrastran su afección hasta la edad adulta.

DIFERENTES CARACTERÍSTICAS

Por otra parte, indicó que los pacientes pueden presentar muy diferentes características, ya que hay que tener en cuenta que estas patologías pueden afectar desde a lactantes hasta adolescentes. "Sin embargo, todos tienen en común la disminución en la calidad de vida y que las enfermedades reumáticas representan para ellos un importante impacto en todos sus ámbitos: escolar y familiar, e incluso en su desarrollo psicosocial", dijo.

Así, atendiendo a la variabilidad de los síntomas de estas dolencias debería ser "fundamental" la atención multidisciplinar de estos pacientes, ya que se trata de patologías crónicas, que pueden afectar a múltiples órganos. Al respecto, se resaltó la necesidad del trabajo conjunto entre pediatras y reumatólogos, así como de otras especialidades como oftalmólogos, endocrinos o rehabilitadores.

Los pacientes diagnosticados requieren tratamientos prolongados y en la mayoría de los casos precisan de un seguimiento la mayor parte de su vida aunque éste puede variar dependiendo de su patología, su tratamiento y si la evolución es o no favorable.

"Las revisiones pueden oscilar entre los 15 días y los 3 ó 4 meses, siempre que se trate de una patología articular inflamatoria o una enfermedad sistémica", señaló el reumatólogo.

ESCASEZ DE REUMATÓLOGOS

Finalmente, en el encuentro se incidió en la falta de reumatólogos en Canarias, donde "sólo" ejercen 33 especialistas.

Sin embargo, lo recomendable sería que hubiese "al menos 43, es decir, un reumatólogo por cada 50.000 habitantes, según los estándares de la Sociedad Española de Reumatología", concluyó el presidente de Socare, Eduardo Girona.