Las estrellas enanas blancas se fusionan entre ellas cuando están muriendo para ''renacer'' en una segunda vida, según se ha descubierto tras un estudio realizado por un equipo internacional de científicos, en el que han participado profesionales del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Según señalan los expertos, el azar ha sido "fundamental" para llegar hasta este hallazgo ya que los investigadores buscaban estrellas ''superveloces'' --aquellas que se mueven tan rápido que el campo gravitatoria de la Vía Láctea no puede retenerlas-- cuando se encontraron con una docena de sistemas estelares binarios compuestos por pares de estrellas enanas blancas "más ligeras de lo habitual", y que podrían acabar fusionándose para iniciar una segunda vida.

Concretamente, lo que sorprendió a los profesionales es que se trata de sistemas "bastante extraños", compuestos por dos objetos del tamaño de la Tierra orbitando uno alrededor del otro y separados por una distancia menor que el radio del Sol, ha explicado el astrónomo del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, Warren Brown.

Además, según los datos de los astrónomos, las enanas blancas descubiertas en este estudio se encuentran entre las más ligeras jamás observadas, con sólo un cuarto de la masa del Sol. En este sentido, Brown ha señalado que están formadas por helio y no por carbono y oxígeno como la mayoría de las enanas blancas.

Para el investigador, estas características son un problema ya que, supone que las enanas blancas serían los remanentes de estrellas nacidas con la mitad de la masa del Sol y que tienen una esperanza de vida de más de 30.000 millones de años. "Es algo que resulta imposible porque el Universo tiene tan solo 14.000 millones de años", ha explicado.

La solución a este problema es que las estrellas progenitoras de estas enanas blancas no evolucionaron aisladas sino en pares, con unas órbitas tan apretadas que las fuerzas de marea (similares a las que induce la luna sobre los mares en la Tierra) provocaron que perdieran tremendas cantidades de materia.

De este modo, al orbitar tan rápidamente una alrededor de la otra, perturban el continuo espacio-temporal y crean ondas gravitatorias que, al propagarse, restan energía al sistema haciendo que las estrellas se acerquen cada vez más hasta que, tarde o temprano, colisionen y se fusionen en un único objeto.

Según los cálculos de los investigadores, el primero de los sistemas observados, el que tiene la órbita más corta, podría fusionarse en unos 130 millones de años.

En el documento sobre esta estrella binaria, que se publicará en la Royal Astronomical Society, han participado Warren Brown y Scott Kenyon (Observatorio Harvard-Smithsonian), Carlos Prieto Allende (Instituto de Astrofísica de Canarias), Andrés J. (Columbia); Kleinman Scot (Observatorio Gemini) y K. Winget, D. Winget, y Hermes J. (Universidad de Texas).