El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, advirtió hoy de que tras el accidente nuclear de Fukushima (Japón) el mundo y la industria atómica no pueden seguir "como si nada hubiese ocurrido".

"Las preocupaciones de millones de personas de todo el mundo sobre si la energía nuclear es segura deben ser tomadas en serio", dijo el japonés Amano en la apertura de la quinta conferencia de revisión de la Convención de Seguridad Nuclear (CNS).

"Una adhesión rigurosa a las normas internacionales más fuertes de seguridad y plena transparencia, en buenas y malas épocas, son vitales para restablecer la confianza pública en la energía nuclear", aseguró el jefe de la agencia nuclear de la ONU.

Pero además, "está claro que hay que hacer más para fortalecer la seguridad en las plantas nucleares para reducir significativamente los riesgos de futuros accidentes", añadió.

A la reunión de Viena, que durará hasta el próximo día 14, asisten los reguladores nucleares de los 71 países adheridos a esta convención internacional.

Mejorar la protección de las plantas nucleares, enfrentar mejor prolongados cortes de electricidad, optimizar el suministro de emergencia de la misma y proteger el combustible usado en caso de accidente, son algunos de los asunto importantes a abordar en la reunión vienesa.

Y son precisamente los problemas que ha afrontado la planta de Fukushima tras el terremoto más fuerte en la historia del Japón, que ocasionó un devastador tsunami, el pasado 11 de marzo.

Amano destacó que antes de este accidente, unos 60 países miembros del OIEA habían informado de que consideraban introducir programas de energía nuclear, la mitad de éstos lo harían por primera vez.

"Pero a la luz de los acontecimientos de Fukushima, algunos países han anunciado que revisaran sus planes de energía nuclear", destacó el director general.

"Vamos a redoblar nuestros esfuerzos para ayudar a los países nuevos a establecer una infraestructura nuclear segura mucho antes de que el primer reactor comience a funcionar", aseveró Amano.

Por su parte, el español Luis Echávarri, director general de la Agencia de Energía Nuclear (AEN), que forma parte de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), dijo que las reforzadas normas de seguridad no deben ser aplicadas solo a las plantas existentes sino también a las instalaciones en construcción.

"El impacto del desastre natural (en Japón) es excepcional y sus efectos no tienen precedente en la historia de la industria nuclear", agregó Echávarri en su intervención en la apertura de la reunión, celebrada en la sede central del OIEA.

El director de la AEN resaltó la importancia de asegurar que la comunidad nuclear "aprenda la importante lección de Fukushima" para "poner en práctica rápida y efectivamente esas lecciones en el régimen colectivo de seguridad (nuclear)".

"Creo firmemente que 15 años después de adoptar la CNS ha llegado el momento de fortalecer la convención y sus aplicaciones basadas en sus cinco revisiones y las lecciones aprendidas" por los sucesos de Fukushima, concluyó el español.

El objetivo de la CNS es lograr y mantener un nivel de máxima seguridad en la industria nuclear, siempre bajo los principios establecidos por las normas del OIEA, al que pertenecen 151 países.

Para ello, se quieren crear instrumentos de incentivo, basados en el interés común de conseguir un nivel superior de seguridad.

Sin embargo, la convención no contiene normas obligatorias o sanciones para el caso de que no se cumpla con lo acordado.

El espíritu del tratado está centrado en el control mutuo entre los estados signatarios y la presión ejercida al informar a los demás adheridos sobre las medidas de seguridad adoptadas.