Las autoridades neoyorquinas decidieron hoy que los conductores de los famosos taxis amarillos de la Gran Manzana tendrán que seguir a partir de ahora un código de vestimenta que les obligará a mantener una "apariencia profesional".

La Comisión del Taxi y las Limusinas de Nueva York, que depende de las autoridades de la ciudad, aprobó hoy esa norma que insta a los taxistas neoyorquinos a estar "cuidados y limpios", publica en su edición digital el diario The New York Post.

El nuevo código no incluye ninguna norma sobre el tipo de prendas que pueden llevar los conductores neoyorquinos, representantes de la más variada multiplicidad étnica.

"Los turbantes son una prenda absolutamente profesional", aseguró hoy el presidente de esa Comisión, David Yassky, quien añadió que cualquier "atuendo religioso o étnico es totalmente adecuado", según ese rotativo.

La votación, que se llevó a cabo a viva voz, había sido retrasada en varias ocasiones desde que el nuevo código de vestimenta fue propuesto en noviembre pasado, en parte como consecuencia de la expectación que levantó entre la ciudadanía y los medios de la Gran Manzana.

Yassky afirmó que la nueva normativa, que reemplaza a la que estaba vigente hasta ahora y que data de 1987, "actualiza un código escrito hace más de veinte años para una época diferente".

Ese código de comportamiento y vestimenta ya prohibía el uso de sandalias de dedo o chanclas, camisetas de tirantes, pantalones cortos o camisas ajustadas, entre otros, que son de lo más habitual entre esos chóferes, sobre todo en verano.

Las multas por vestir de una forma inadecuada, según ese código, pueden ser de 25 dólares.

Sin embargo, desde 1996 se han impuesto menos de 50 sanciones por violaciones a ese código, por lo que el presidente de la Comisión ya admitió cuando se anunció la propuesta que "hacer que (los taxistas) se vistan de manera adecuada no es un objetivo que se pueda conseguir muy fácilmente".

Según recordaron diversos medios cuando se propuso la medida, hacia principios del siglo XX, los taxistas neoyorquinos iban impecablemente vestidos, con un uniforme similar al de los cadetes de la escuela militar de West Point, y en 1925 la ciudad los obligaba a llevar gorra de plato, camisa blanca, corbata y abrigo.